Que extraño que una institución perdida en el tiempo, vuelva a posicionarse en los territorios con tanta fuerza y como elemento central del estallido social. El cabildo funcionó durante toda la colonia española hasta 1830 cuando la constitución de Portales los quita del mapa.
Junto con un grupo de vecinos nos vimos en la necesidad de auto convocarnos en un cabildo vecinal, por cierto, no sin temor ante la fuerte represión y la indiferencia que podía generar entre los habitantes del barrio.
Pensando que se podía ganar más que lo que se podía perder, nos lanzamos en este proyecto abrumados por el tiempo y el espacio. El lugar elegido fue la plaza del barrio.
A lo largo de la comuna se han ocupado las plazas como elemento de resistencia al fuerte individualismo que nos mantiene encerrado en nuestras casas.
Así es como fuimos pegando carteles hechos a mano a lo largo de paredes, postes y negocios. Durante la semana fuimos viendo cómo iban desapareciendo nuestros afiches para dar paso a paredes blancas y prístinas, creo que de todos los que pusimos solo sobrevivió uno.
El día en cuestión estábamos un poco nerviosos y ansiosos, ya que no sabíamos cómo se iba a reaccionar ante esta actividad.
Poco a poco fueron llegando vecinos, algunos me eran familiares otros por primera vez los veía. Todos quedamos gratamente sorprendidos por la asistencia. Después de ello todo fue coser y cantar.
El diálogo se dio natural y entre todos nos fuimos dando cuenta de los problemas que nos habían llevado a este estallido o malestar social. Las profundas desigualdades de un sistema injusto.
Se discutió además el rol que tenía la clase política en todo esto, la cual ha sido incapaz de entregar soluciones a los problemas que nos afectan como ciudadanía.
Entendimos que este era el principal motivo del sentimiento de baja representatividad de nuestras autoridades, ya que la democracia había sido poco efectiva ante los abusos que sufrimos por parte del sistema económico, laboral, sanitario, educativo, pensiones, entre otros. Claro, es que tenemos problemas en todos los frentes, el país está teniendo una falla multiorgánica.
De manera que lo primero que tenemos que hacer es construir una nuevo tipo de democracia, una más participativa.
La ciudadanía debe ser partícipe de los procesos, por lo cual, debe ser consultada mediante plebiscitos comunales, regionales o nacionales en los diferentes temas que la afectan.
Se debe entregar poder a los territorios y repensar el rol de los municipios para pasar de ser meros administradores a ser gobiernos locales en donde pueda intervenir el mundo social.
Sin embargo existen temas urgentes a los que hay que dar cauce como lo son las mejoras en sueldos, las pensiones, los servicio de salud y la educación.
Para nadie es ajeno que el sueldo mínimo no entrega garantías para poder vivir y llegar a fin de mes, ante lo cual, es necesario aumentar considerablemente el sueldo mínimo; otra necesidad es derogar el código del trabajo para terminar con la inestabilidad y precariedad laboral, ya que este no protege al trabajador; el sistema de las afp no han dado la respuesta que se esperaba o que se prometió, sino todo lo contrario convirtiéndose en generadoras de pobreza y usura, en consecuencia, se hace evidente terminar con este sistema para dar paso a un sistema de reparto tripartito y solidario; se necesitan mejoras en el servicio de salud, tanto en cobertura como en calidad, la crisis sanitaria es grave y preocupante, llegando incluso a que los hospitales y centros de salud no tengan los insumos básicos necesarios para un correcto funcionamiento, tenemos que avanzar hacia un gran sistema único e integrado de salud; en educación se han dado los primeros pasos, especialmente en la gratuidad, pero entendemos que aún falta la calidad, queremos terminar con educación para pobres y educación para ricos.
Todos estos problemas afectan considerablemente el bienestar de todos nosotros, contribuyen a este malestar y a la rabia acumulada durante estos años.
Por supuesto que estos temas urgentes están circunscritos a un proceso mayor que es el cambio constitucional, ya que entendemos que lo que ha propiciado estos problemas y la gran desigualdad, ha sido una constitución del abuso elaborada en dictadura e impuesta a sangre y fuego.
Los vecinos sentimos que se ha abierto un proceso constituyente del cual podemos ser partícipes por primera vez en la historia de esta nación, ante lo cual tenemos el deber de seguir movilizados porque entendemos que no existen fórmulas para poder dar solución a la desigualdad estructural, más que estar juntos y unidos.
Claro que seguir movilizados no necesariamente hace alusión a la marcha sino crear espacios como los cabildos vecinales, de resistencia a los valores que han dominado nuestra sociedad: el abuso, la desigualdad, el individualismo y la competencia.
El camino para superar esta crisis son la esperanza, la solidaridad y la confianza entre los vecinos, entre ciudadanos y entre compatriotas, juntos podremos construir una mejor sociedad.
Por Samuel Olguín.
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Jueves, 5 de Diciembre de 2019
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