Debido a la pandemia este año se suspendió de manera inédita, tras sesentaiún años ininterrumpidos, el prestigioso Festival de Viña del Mar, que comenzó a partir del 21 de febrero de 1960.
A lo largo del evento artístico/musical realizado en el anfi teatro de la Quinta Región, muchas cosas han sucedido que han llenado de orgullo a la ciudad Jardín, sin embargo con el paso del tiempo también ha generado críticas de acuerdo a los tiempos que vivimos.
En este listado tomaremos en cuenta todo tipo de comentarios, desde lo artístico hasta lo comercial, que en ocasiones ha generado debates y que repasaremos en este listado.
Esto es un top ten de cosas que no extrañamos del Festival de Viña del Mar, es algo subjetivo, nacido de nuestra propia opinión como medio, que podría diferir de su visión, claro está.
1.Virginia Reginato.
La actual alcaldesa viñamarina (UDI) es uno de los principales focos de críticas por parte de los espectadores, esto debido a una serie de sucesos a lo largo de la realización del evento.
Hay que mencionar que tras una larga carrera política ligada a la municipalidad de Viña del Mar, Reginato comenzó a preocuparse más, desde los medios de comunicación, en figurar en el Festival que de la gestión municipal (que eso da para otro tema y muy largo, por cierto).
Eso generó mucha polémica dado que Viña del Mar es una de las comunas, dentro del país, que poseen mayor cantidad de campamentos y es algo que a lo largo de su gestión municipal no logró solucionar, y vaya que tuvo muchísimos años para trabajar eso.
Además, según diversos trascendidos, se ha criticado a ella como una de las responsables de la “parrilla” festivalera en donde vienen artistas de su gusto y no del público en general, algunos que realmente son bastante pasados de moda o que ya viven sólo de días pasados mejores.
- Sobre Exposición de Viña del Mar.
Por un breve lapso de tiempo, aunque parece eterno, el foco del país se centra en Viña del Mar a raíz de los grandes artistas internacionales como nacionales que visitan la ciudad Jardín.
Pero pareciera ser que Viña sólo es el reloj de flores, la av, Perú, el Hotel O´Higgins y uno que otro lugar (Reñaca, por ejemplo), en donde los medios de comunicación inflan a la ciudad como uno de los lugares con mayor calidad de vida en el país que a muchísimos chilenos les encantaría vivir.
Pero al parecer no existen los cerros, problema con los campamentos y todo lo demás, que terminado el festival, vuelven asomarse mágicamente dentro de la preocupación de la municipalidad de Viña del Mar hasta que llega la hora de anunciar la siguiente parrilla festivalera, que orgullosa la alcaldesa no tarde en difundir en los medios de comunicación.
- Matinales Festivaleros.
Una de las cosas que en un comienzo fue divertido y hasta necesario, se volvió tedioso, reiterativo y agotador, como lo son los matinales festivaleros.
Todos los responsables de estos programas televisivos, radiales o lo que sea, por arte de magia se convierten en expertos críticos de música, baile, humor, etc., quienes dan su visto bueno o malo en cuanto a las diversas presentaciones.
Pueden estar hablando más de dos horas sobre una presentación y buscan hasta al tátara nieto no reconocido del artista en cuestión para preguntar algo que permite hablar dos horas más sobre un tema que a veces basta con cinco minutos.
Gracias a dios que existe el cable, en donde podemos disfrutar otras opciones televisivas por esos días…ah verdad que existe Netflix también, menos mal.
- Reina de Viña del Mar.
Algo que surgió, tal vez de manera espontánea y entretenida, entre todos los que cubren el evento festivalero, se convirtió después en un verdadero circo mediático, que a nuestra opinión, no enriquece para nada al festival.
Rostros femeninos de diversos medios de comunicación que comienzan a competir con la idea de convertirse en la próxima reina del Festival, comprando votos a periodistas, comprando votos a espectadores y prometiendo un desnudo a la prensa amarilla, es la tónica que por muchos años cubrió a este evento que ha sido criticado.
Muchas de las reinas al momento de la coronación creen que han logrado el éxito, casi creyendo que son divas y que se les debe reverencia por ello, algo que solo beneficia a la ganadora en lo publicitario y comercial, y que está muy lejos de los principios con que nació este festival.
- Gala del Festival.
Sabemos que existen muchas personas que sueñan con ser parte de una importante gala, codearse de la gente famosa, linda y poderosa de nuestro país, vivir aquella fantasía que ha creado la industria del entretenimiento como lo es Disney, en donde muchas niñas sueñan con ser las princesas que todos desean admirar.
Pues, este evento tan innecesario, es cubierto por los medios de comunicación con mucho ahínco en donde los famosos invitados lucen sus caros y exclusivos vestidos como trajes ante un público que admira la riqueza que tal vez nunca pueda obtener (o atención).
Es lamentable ver como muchos se paseaban por una alfombra roja, bastante fruna por cierto, pero que gracias al estallido social hubo temor por la elite de ser funados en vivo y en directo y optaron por cancelar esta gala en 2020 y tras la pandemia, como no hubo festival este 2021, también no se realizó. Una tradición innecesaria, por cierto.
- La Gaviota.
¿No existe peor premio que la Gaviota de Viña del Mar? Pues con el pasar de los años esta importante característica del festival perdió toda gracia y admiración.
Antes, era el momento culmine de una gran presentación musical, artística o humorística, un premio que no solo se entregaba porque sí, sino por toda una trayectoria y una notable presentación en uno de los festivales más importantes del mundo.
Hoy, se entrega para cortar una rutina, para que el artista se marche rápido a vestuarios, se la ganan quienes no merecen ganarla (como Maroon 5), se la han ganado humoristas con rutinas bastantes aburridas o más o menos aceptables (Che Copete, Alison Mendel, Mauricio Palma o Dino Gordillo, por nombrar algunos).
En cuanto a lo musical, algunos artistas se lo han ganado con media hora de presentación, con un solo hit o simplemente por venir desde muy lejos.
Los animadores desean sacar la Gaviota lo antes posible para calmar su propia ansiedad y hubo un festival que hasta por si acaso, un artista recibía hasta cuatro premios en donde realmente se demostró que se desvirtuó por completo la cosa, y que en la historia más reciente los organizadores del festival no han logrado la manera de volver a dar importancia a este momento tan propio de Viña del Mar, lamentable.
- El Monstruo.
No hay peor Monstruo que aquel que tanto se anuncia y cuando se tiene que mostrar, no aparece.
Cuando se esperaba la rutina de Che Copete, se esperaba que el Monstruo rugiera, de acuerdo a la cuestionada presentación de uno de los humoristas más emblemáticos de la televisión chilena, quien por muchos años se aprovechó de la homofobia, la vulgaridad, la hipersexualización y el bullying para hacer reír.
Por supuesto, tras un fracaso artístico previo al Festival de Viña del Mar, acordaron cambiar el día de la presentación de Che Copete, para una noche de un público más “senior” que disfruta ese tipo de humor sin mencionar que el grueso de los espectadores ya era de bastante edad, a diferencia del público juvenil que le hubiera correspondido.
Como muchos artistas en esta nueva generación de “Monstruo” tuvo que apelar a las disculpas y los lamentos para que su show fuera aceptado y así triunfar en Viña, algo que era un condimento especial y espontaneo por parte del público, pareciera ser que aquella figura inquisidora se marchó para no volver jamás, y que en parte no extrañamos tampoco de ver.
- Los mismos porotos de siempre.
¿Cuál es el sentido que tiene este festival? ¿Dar a conocer nuevos talentos? ¿Traer viejos y manoseados artistas?¿Traer la moda del momento? Creemos que un poco de todo, pero no bien proporcionadamente.
Desde que Miguel Bosé se subiera por décima vez, si no mal lo recordamos, nos dimos cuenta que el festival de Viña del Mar ha abusado en traer a los mismos de siempre y ahora, los mismos de siempre piensan si vale la pena volver para recibir un hermoso collage.
No puede ser que existan artistas musicales que vengan por quinta, sexta, séptima, octava y más veces, para terminar apelando a viejas canciones de veinte años, haciendo playback o mostrando un nuevo material de reggaetón, esto era algo que se critica a la Tía Coty.
- Cadena nacional por varios días.
Según un gran filósofo griego “todo exceso hace daño” pues, ¿Quiénes fueron los genios productores que pensaron que alagar el festival a cinco, seis o una semana era tremenda buena idea? ¿No se dan cuenta que la gente se cansa de eso?¿que generan anticuerpos televisivos? ¿Desean ver otra cosa también?
Creemos que con tres días basta y que no exceden el horario televiso más allá de las dos de la mañana, pero ¿quiénes somos nosotros para proponer eso? Si para ellos es más importante lucrar todo lo que se puede, si al final después del Festival, Viña pasa a segundo, tercer o cuarto plano, mediáticamente hablando.
- El showcito de los animadores
Una de las cosas que por años nos han inventado desde los medios de comunicación, es que los animadores de Viña del Mar, que por alguna razón deben ser una pareja, hombre y mujer, ojalá, heterosexuales, tienen que llevarse bien, ser amigos y coquetear un poco entre ellos, hasta un beso es obligación.
De paso, los animadores tienen que hacer actos de beneficencia, no decir nada políticamente incorrecto, sonreír en todo momento y para colmo, vivir bajo la sombre de Antonio Vodanovic.
Por alguna razón, la construcción de la pareja se vuelve un tema país, de Estado, en donde es muy importante para la realización del evento que después se olvida cuando los humoristas comienzan a contar chistes o cuando Mon Laferte empieza a deleitarnos.
Viernes, 12 de Febrero de 2021
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