¿Qué sería de la vida sin amigos? ¿Se lo han preguntado? ¿Cómo nos entretendríamos en el colegio, fiestas u otros lugares, sin amigos? O ¿son capaces de recordar a sus primeros amigos?
En cuanto a la última pregunta, no soy capaz de recordar quiénes fueron mis primeros amigos, pero recordaré a los de Emma siempre, a través de este escrito.
Cómo crecí con hermanos y numerosos primos, supongo que con ellos desarrollé todas esas capacidades básicas que señalan algunos estudios sobre la importancia de hacer amigos en la niñez, así que no creo que haya desarrollado muchas capacidades gracias a los amigos.
Por el contrario, Emma es hija única, la mayor parte del tiempo se la pasa jugando solita, bajo sus propias reglas y esas cosas, entonces cuando juega con una niña o un niño de más o menos su edad se emociona, tiene poca tolerancia a prestar juguetes y es normal escuchar risas como llantos alternadamente.
El punto es que al ver a Emma jugando me pregunté por qué no escriben sobre la importancia de recordar a los primeros amigos o la importancia de mantenerlos a lo largo de nuestras vidas, en vez de estar suponiendo que mientras más amigos aparentemos poseer y que nosotros seamos los alfas dentro de un grupo de amigos, tendremos el éxito laboral asegurado…lo que es un completo disparate.
Cuando veo a mi hija jugar, no pienso en ese ya desconfigurado concepto sobre el “éxito”: ser jefa, tener departamentos, muchos títulos, etc., sólo pienso que espero Emma sea feliz con lo que se encuentre haciendo más adelante y ya.
Pero, por si alguna vez Emma me pregunta o no es capaz de recordar, siempre le recordaré a mi hija quienes fueron sus primeros amiguitos, con quienes comenzó a socializar fuera del nido, aprendiendo así nuevas costumbres, desarrollando su lenguaje verbal como capacidad de hacerse entender o simplemente jugar, divertirse y pasar rabia jajaja.
Para mí, su primer amiguito en esta vida es el Nahuelcito, quien es menor a penas por casi tres meses, hijo del primo de mi pareja. Con el Nahuel la Emma comenzó a entender eso de jugar en compañía, prestar juguetes, enojarse, pelear, jugar a pillarse, hacer carreras y todas esas cosas que le permitían sus capacidades motrices, además como le va seguido Emma entiende quién es y que con él siempre andarán haciendo travesuras.
Después está la “Bony” la primera gran amiga de la Emma. La Bony es hija de una amiga de mi pareja y con Emma se llevan bien, a pesar que tiene dos años más que mi hija. Con la Bony han vivido todo tipo de experiencias que la han unido, como paseos, fiestas o juntas, y por esa razón se quieren mucho y Emma pregunta por Bony para jugar, con frecuencia jajaja.
También ahora, hace poco, Emma volvió a conocer a Lis, hija de otra gran amiga de mi pareja, con quien congeniaron muy bien en este segundo encuentro, pero primero que han tenido con algo de uso de la razón y de la memoria, ya que se habían conocido en 2019, pero mi hija era apenas una bebé y Lis muy pequeña para recordar eso. Aunque eso no importó cuando se reencontraron esta semana en el terminal de buses de Quilpué porque las niñas aprovecharon al máximo estos días que estuvieron juntas, convirtiéndose así en buenas amigas que espero nunca más olviden.
Pensar la amistad como una herramienta para concretar ciertos logros sociales, no está bien. Creo que ningún niño comienza haciendo amigos con tal propósito ni mucho menos piensan que olvidarán a su reciente amiguitos de juego.
En una nueva era, la digital, que nos permite más o menos perpetuar de manera más instantánea y calendarizar ese momento es una gran ayuda que permitirá a la presente y futura generación, tal vez, a no olvidar ciertos momentos en nuestras vidas que antes no se retenían, como la amistad por ejemplo.
Finalmente, no deseo que Emma haga amistades por conveniencia, ya que eso de las afirmaciones de los estudios son puros disparates como sé que a partir de este momento mi hija no olvidará a sus primeros amiguitos.
Domingo, 27 de Febrero de 2022.
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