La RAE define a la maldad como “cualidad de malo“ o “una acción mala o injusta” de un ser humano y para el legendario filósofo griego Platón la maldad “es la ausencia o privación del bien”.
El pasado viernes 2 de febrero, fecha que jamás olvidaremos, desde algún rincón forestal de nuestra región, la maldad humana otra vez volvió aparecer, a pesar que para algunos expertos los 37° de calor, vientos que superaron los 60km/h, la poca humedad del lugar debido a los reiterados días calurosos, fueron los naturales detonantes de un siniestro sin precedentes que azotó a las comunas de Valparaíso, Viña del Mar y de Quilpué por igual.
El fuego, según la mitología griega fue un regalo del titán Prometeo para los humanos, quien lo robó del mismo Olimpo y que le valió un terrible castigo por parte del dios Zeus. Pues, este fundamental elemento durante muchos días se convirtió en un descontrolado monstruo que arrasó con todo, avivado por la maldad de algunos.
El mega incendio que le ha costado la vida a más de un centenar de personas y a miles de animales, que ha generado desapariciones humanas y de mascotas, siniestro que consumió hogares y que casi acabó con el Jardín Botánico e hizo arder, como si se tratara del mismo infierno, al Troncal Urbano que es la principal arteria vehicular que conecta la “Ciudad Jardín” con la “Ciudad del Sol”, por supuesto que para gran parte de la opinión pública escuchar de nuestras autoridades que todo esto se trató de un accidente de la naturaleza, es una teoría que no sólo insulta la inteligencia humana, sino también es burlarse de todos quienes se han visto envueltos en esta tragedia, en muchos casos pereciendo calcinados, aunque otros denuncian que hay responsables detrás de esto.
“El cartel del fuego”, las inmobiliarias, pirómanos, el proyecto Ruta Periférica Valparaíso, dueños de zonas forestales, El Tren de Aragua o extranjeros que por dinero hacen lo que sea, ya suenan como posibles responsables para miles de personas que esperan que nuestra cuestionada justicia sea capaz de encontrar a los verdaderos culpables y no se excuse argumentando que lo ocurrido corresponde a un desafortunado accidente natural.
Para Martin Luther King Jr. “ignorar el mal es convertirse cómplice de él” y si bien el impacto de la tragedia ya pasó e incluso algunos ya parecen haber olvidado cómo las llamas impactaron a toda una región, lo cierto es que no podemos ser indiferentes ante el dolor ajeno o pensar que todo esto es sólo un evento más dentro de un esperable incendio forestal en época estival.
¿Qué realmente ganaban los responsables con todo esto? ¿Provocar tanta muerte a otros seres humanos, animales y naturaleza era parte del negocio?¿Obtendrán más dinero con cada ser que dejó de existir? ¿Qué sienten ustedes, los culpables, dentro de sus corazones al darse cuenta de toda la maldad que han generado sea cual sea el interés que los impulsó? ¿Duermen felices y satisfechos? Son tantas las preguntas que nos podemos hacer en estos momentos anhelando hallar al menos una respuesta.
La relación entre Valparaíso y los incendios es histórica, de hecho más de lo que ustedes pueden maginar y data incluso antes de la invasión española a estas tierras cuando los changos denominaban desde la bahía de Concón hasta la zona en donde se ubica el faro Punta Ángeles como “Alimapu“, que quiere decir “Tierra quemada”, en otras palabras, estamos destinados a ser consumidos por el regalo eterno de Prometeo.
Sin embargo, lo ya sucedido que tiene a miles de personas durmiendo en improvisadas carpas que no piensan abandonar sus devastados hogares por diversos motivos, a las personas y animales que están recibiendo en estos momentos tratamientos médicos, a los muertos por las llamas y a todo en general, lo que debió ser una bendición de los dioses al final se volvió en una maldición provocada por la simple maldad humana, pero, el fuego aún no consumió la fe y el deseo de salir adelante de los damnificados, para mala fortuna de los viles seres humanos que provocaron este mega incendio.
Jueves, 15 de Febrero de 2024
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