No es la primera vez que viajo junto a mi hija para el norte, para ser específico hacia Antofagasta, pero para esta ocasión ella ya tiene tres años y medio, algo que le permitió, más o menos, ver lo que significa realizar un viaje tan largo como este.
Desde el primer día de esta aventura Emma se tuvo que despertar temprano para abordar el bus que nos trasladaría hacia Santiago, recorrido que mi pequeña estaba pidiendo hace mucho tiempo, ya que anhelaba subirse al “Bu ma gande”, sin importar el destino o por cuánto rato estuviéramos viajando.
A diferencia de 2019, mi pequeña ya entiende lo que es un avión y su emoción fue increíble cuando la máquina despegó hasta lo más alto posible, alcanzando las nubes que tanto ama contemplar para lograr elevarse hacia más allá de lo que acostumbra cuando es arrojada, con la fuerza de mis brazos sin olvidar el extremo giro, hasta casi tocar el techo. Su emoción es grande cuando se siente suspendida en el aire mientras su mamá espera, algo enfadada, que no desordene la cama que tanto cuesta ordenar.
En Antofagasta nos esperaba nuestra gran amiga Yessi y su pequeña hija Lis, de cinco años, que desde aquella vez que ellas nos visitaron en Belloto Norte, ocasión que nos condujo a vivir lindos momentos y en Olmué también, nos hicieron prometer que este año debíamos conocer su nuevo hogar en la segunda región del país.
En esta aventura Emma se portó espectacular, a pesar que se amaba-odiaba con Lis por cosas de niñas, fue capaz de soportar el tedioso viaje hacia Santiago, el latero vuelo hasta Antofagasta, la inesperada visita a Mejillones, la típica carrera a La Portada y la agotadora travesía hacia Taltal sin hacer llantos, pataletas y esas cosas, por el contrario se mantuvo tranquila, encantada con ciertos paisajes y despierta en todo momento, demostrando una fuerza increíble que todo gran aventurero posee.
Emma se convirtió en una gran compañera de viajes, ama mirar el océano, observar a los animales, sobre todos a los que no acostumbra a ver y a los que frecuenta, como gatos y perros, siempre intentaba compartir un poco de cariño repitiendo “Oh, mi amo”.
Mi hija entendía que debía ser paciente en ciertos tramos, se maravilló con la geografía del lugar y ya me imaginaba a ella viajando hacia lugares más lejanos como maravillosos cuando sea más grande, mientras recorríamos algún lugar en estas nortinas vacaciones.
Fue un gran viaje, bastante agotador desde lo físico y emocional, pero que valió la pena porque mi hija y yo estamos construyendo un vínculo que espero sea duradero como muy fuerte, que este tipo de aventuras lo permiten, ya que no hay como viajar para romper un poco la monotonía, dejar atrás ciertas cosas y también abrir el camino para nuevas experiencias.
Decimos adiós a nuestro querido y viejo perrito “Hashi” como a su joven compañero “Oso”, al aduanero gato “Goblin”, a nuestra gran amiga Yessi que nos recibió con todo el amor y amistad, y también esperamos que su pequeña Lis crezca sana y alegre, quien compartió inolvidables momentos junto a Emma, sobre todo cuando jugaban en medio del desierto, en la piscina, en las habitaciones y cuando reían al jugar “¡Poder bebé!”.
Viernes, 30 de Septiembre de 2022
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