Llegó el gran momento. El músico subió hasta el escenario con una adrenalina increíble, emocionado y con el público coreando el nombre de la banda y el suyo también.
A pesar de estar muy drogado memorizó bien la lista de canciones que tocaran y una vez que el resto de los integrantes se subieron al escenario inició la presentación de un gran show que prometió ser legendario, ante la asistencia de casi cien mil voces.
Los fanáticos desde todos los rincones del estadio estallaron, pero la atención del líder de la banda de grunge se centró en la primera fila: enloqueció por aquellas mujeres que lo miraban deseándolo, luciendo ajustados escotes en trajes cortos de látex y labios groseramente pintados para resaltar la pálida tez de sus vibrantes cuerpos.
El público ardió tras el saludo inicial. Cuando los chicos terminaron de probar los instrumentos sobre el escenario ante la atenta mirada de los seguidores, éstos volvieron a explotar cuando escucharon el primer riff que anticipó que sus ídolos arrancarían con el mejor tema de su repertorio musical que consiste en una estridente y psicodélica melodía que musicaliza letras sobre las consecuencias de abusar de las drogas para acallar violentos deseos autodestructivos.
La droga que consumió el vocalista, previo al show, multiplicó la energía que percibió por parte del público durante la primera canción de la banda, además, éste quebró en un llanto ante la emoción que lo embargó por ser la voz de toda una maldita generación.
Luego de casi desplomarse el estadio por completo tras la primera y emocionante canción, observó a una atractiva pelirroja en primera fila que lo cautivó y bajo una espontánea acción la subió hasta el escenario para besarla delante de todos los fanáticos que estallaron de sorpresa y muchas mujeres enloquecieron de celos, excitación y por desear hacer lo mismo que esa teñida pelirroja.
Todo fue caos. Él es un puto dios del grunge, del rock. Hace lo que quiere. A la emocionada pelirroja le gritó al oído que esperara detrás del escenario, porque una vez terminado el concierto prometió cogérsela, sin embargo, de pronto alguien interrumpió el clímax del momento para decir:
—”¡ATENCIÓN ASEO! Atención aseo. Pasillo siete. Dirigirse, pasillo siete, por favor. Gracias”—. Repitió el gerente desde la atención de clientes del supermercado. El viejo de don Julio no tolera ver a Ramón con los audífonos puestos, así que él se los saca antes de llegar al lugar en donde está sucio, pero con cada paso que da sosteniendo la húmeda mopa, el tarro lleno de agua y diversos productos químicos, la excitante imaginación de ser un rockstar va disminuyendo hasta llegar a su más alta depresión.
Ramón, aún no acepta que es un simple aseador, un asalariado de jornada completa, que se la pasa imaginando cogiendo con atractivas mujeres mientras cautiva con su voz a cientos de miles de fanáticos, y a su vez, aún él no entiende cómo aquel famoso cantante de grunge logró dejar de trapear pisos, a diferencia de él.
El gerente vuelve a llamar a Ramón para apresurarlo, a raíz de la insistencia de una insoportable vieja que es capaz de armar un escándalo por un producto de poca monta, ya que necesita mirar de mejor manera el precio de una económica salsa de tomate, cosa que no hará hasta que Ramón deje limpio ese sector.
FIN
Sergio Muñoz es escritor y publicó en 2022 “Entre el Cenit y el Abismo. Y otras ficciones”. A partir de ahora y en cada fin de mes, él se comprometió a escribir un cuento con el único fin de entretener a sus lectores y ejercitar su pluma. Puedes seguirlo a través de su cuenta de Instagram y Facebook.
Domingo, 30 de Julio de 2023/ Cuento #7
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