SANTIAGO-. Despertó tarareando una canción que lo cautivó el día anterior, después de eso brotó en él una pasión y constancia en la música que hasta el día de hoy llena cada rincón de su cuerpo y del alma, como nos cuenta Juan Alberto Cortés, el soprano del pueblo.
Oriundo de la región metropolitana es el protagonista de esta entrevista, quien confiesa ser amante de la música chilena, especialmente la del sur por haber vivido diez años en Panguipulli junto a sus abuelos.
Juan Alberto nos dice que lo suyo es la música lírica, aquella que amaba disfrutar su gran amigo y ya difunto padre, quien se deleitaba con ´O Sole Mío o Caruso de Luciano Pavarotti.
Desde que comprendió que su vida debía orientarse en lo musical, Juan Alberto comenzó aprender de manera autodidacta y por propios recursos todo lo elemental y básico para poder interpretar,a través de su propio estilo y voz, a todos aquellos grandes artistas que lo han cautivado.
Con doce años de carrera musical nos cuenta que ya canta bien en español, inglés, ruso, francés y ahora está aprendiendo el alemán, además está ad portas de lanzar un tercer disco en digital (Zhuravil) y un primer trabajo musical en físico, autogestionado, llamado “Navidad”, que contará con cien copias que serán regaladas a todo aquel que desee conocer su estilo musical.
¿Usted cuándo comenzó con esto de la música?
-Te voy a contar una anécdota, antes no cantaba nada, era una persona desafinada, sin tono, sin oído, pero un día trabajando en el TranSantiago vi un video musical de una versión más moderna de ‘O Sole Mío, pero con más guitarra y a la empecé a tararear desafinado como siempre. Esa noche me fui acostar y algo pasó. No sé si puedo decir si fue un milagro, un regalo o un don, pero me desperté tarareando afinado. Me enamoré de esa canción que parecía más latina, con guitarra y no tan somnolienta como en la versión de Pavarotti.
-Al otro día comencé a tararear la canción y el sonido fue parejo, lindo como que lo sentí muy dentro. Tuve un regalo y lo voy a cuidar hasta cuando me dure y ya no pueda seguir cantando igual.
-Cuando me di cuenta que podía tararear bonito, digámoslo así, instalé una canción de karaoke y busqué la canción de ‘O Sole Mío, con mi calidad súper rústico, básico y no sé, la canté con un italiano asquerosamente malo jajaja.
-¿Cómo está el escenario en Santiago para lo que tú haces?
-Mira, siempre estuvo muerto para lo que hago. Osea, yo he cantado en matrinomios y en funerales, no hay más campo. Uno que otro cumpleaños.
-Una vez fui a cantar a un matrimonio (en donde siempre les doy las gracias por cantar seis canciones) en donde lo pasé muy bien, espectacular, me aplaudieron de pie, se pusieron a llorar, en donde al papá de la novia le canté “Carusso” en italiano y en español, y cobré nada.
-¿Por qué?
-Un cantante lírico normal, por ocho canciones te puede cobrar entre dos o tres millones de pesos, y mientras más famoso es peor.
-Si yo tengo un don de cantarle a la gente y que le guste, tengo la obligación moral y musical de compartirlo con la gente.
-¿Esa filosofía tuya de “mi voz por un aplauso” se sigue manteniendo?
-Hasta el último día de mi vida será “mi voz por un aplauso”. Ese es mi pago. Desde que me di cuenta que cantándole a los demás puedo hacer sentir algo en ellos.
-¿Qué consejo le puedes dar a un nuevo talento o un artista ya con experiencia, teniendo en cuenta tu filosofía de no hacer las cosas esperando ganar dinero?
-Que se luche por lo que uno ama y por el aplauso, por nada más. Porque si quieres ser músico en Chile o eres muy bueno, extremadamente excepcional, pero no esperes apoyo en este país.
-Mientras no tengas contacto o plata, hazlo por amor, como lo hace este humilde servidor.
Sueños de un cantante lírico
A pesar que se cansó de golpear puertas hasta el último sello discográfico y pedir ayuda a los más cercanos para terminar recibiendo una desalentadora respuesta, el deseo de hacer música propia para dejar atrás los covers y llegar a tocar la más delicada fibra de sus espectadores lo mantiene inspirado en seguir adelante.
Por esa razón ensaya veinticuatro por siete, arriba del bus, de su auto, en el baño y otros lugares, para perfeccionar aquel inesperado regalo que le brindó la vida, como nos revela, y así hacer filantropía por medio de su voz a quien lo necesite.
“Hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, pero como yo no tengo el don para escribir, canto. Deseo dejar algo en este mundo con que me recuerden mis hijos o nietos, que un día se pongan a escuchar como cantaba, en vez de ser recordado por otras tonteras, porque la vida es demasiado corta”, reflexiona.
Si bien nos ha explicado que el espectro de escenarios para poder lucir su talento es limitado, nos explica que en cuanto al pop lírico sólo se dedican tres artistas: Sergio Járlaz ganador de la primera temporada de Factor X Chile, el dúo Insomniay él, nuestro entrevistado.
Según sus palabras, es el único cantante lírico “no reconocido” que canta para soprano, canción hecha para una voz femenina, pero él la interepreta con voz masculina como “barítono”. No ha sido reconocido por no pasar por una escuela que de acuerdo a sus palabras es carísima. Sin embargo, es reconocido en España por la soprano Herminia Ruiz Amat, en México por el soprano Javier Sevilla y en otros países como Estados Unidos, Japón, Rusia, Italia y Francia.
No podemos imaginar el futuro de Juan Alberto Cortés, el soprano del pueblo, apodo que tiene una historia que contaremos para finalizar este artículo.
Cierto día un amigo le dijo a Juan Alberto que se parecía a El Doctorcito de Cantinflas, comparándolo así con el legendario cómico mexicano. Al principio esto ofendió a nuestro entrevistado, pero después él recapacitó y comprendió que no le canta a las altas esferas sino al pueblo, en donde un cantante lírico no llega, por cobrar caro, como aquel doctor humilde y filántropo que ayudaba a los menos poseídos. Si deseas conocer más sobre Juan Alberto Cortés puedes seguirlo en sus diversas redes sociales en Facebook, Instagram y Spotify.
Martes, 29 de Junio de 2021/Entrevista #91
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