Poemas de María José Cueto

Hace algunos días atrás entrevistamos a la poeta porteña María José Cueto que sorprende con un estilo erótico, visceral y contestario ante un sistema que ella considera injusto en varios aspectos.
 
En cuanto a la poeta ha publicado “Lo que sea su cariño”, ha participado en diversos grupos literarios y declama su poesía en encuentros literarios.
 
A continuación te dejamos con un verdadero poemario de la vate porteña que ahora se encuentra trabajando en su siguiente título.

Poemas de María José Cueto

“Equinoccio”

El equinoccio de otoño hace estragos en mi congestión.
Me bastaría ver una película contigo, abrazados.
Pero ya no me quieres ver todos los días,
Ni me quieres como antes.
Sentir tu aliento
Y verte despertar de esa forma.
Echar a correr la cuerda hacia atrás,
Disfrazandome de personaje en la obra
y tomar otro papel, para hacer otra historia.
No me conformo a que termine sin más.
Sin un punto ni una coma que agregar.
Dónde queda desamparado mi corazón que se extiende
al sacarte mi lengua como bestia.
No quiero un no más.
Recibe mi cuerpo desnudo
como si la continuidad de los tiempos dependiera de ello
O como si perpetuar la especie eso significara.
Y hagamos temblar los pilares de la tierra, o acaso el universo
Que entre sacudidas
de espasmos estallan hasta destruirlo todo,
como la explosión de una estrella lejana
Y que se termine de una buena vez,
Cuando acabamos.
Puedes seguirla en su Fanpage “Yo, la peor de todas”.

“A mi madre”

Te vi asquerosamente reflejada en mí,
años atrás.
Cuando ibas a arrojar migajas de afecto,
disfrazadas en regalos de ropa en oferta,
a la casa de tu otra hija.
Ibas con la desfachatez de hacer algo,
por alguien,
que te tironeaba las faldas,
para pedirte brazos.
Y mirabas a otro lado,
por tratarse de monerías,
mañas,
pataletas de niña consentida,
por otra mujer:
Abuela-tía,
que también, te cobijó en sus brazos,
en busca del pecho que rechazó tus llantos,
a moco tendido,
pidiendo más yogurt y pan con margarina,
al fantasma del padre,
que se escabullía en la violencia,
del abrupto combo que terminó con la inocencia.
Del juego de hermanastras,
a jalar de las cuerdas de las piernas.
De lo que es, no encontrar papel higiénico
y solo papel de diario.
De no estar en casa.
De no pertenecer a ningún sitio,
para una madre, a quien la calle,
le dio todo lo que conocía,
dejando una criatura sin amamantar,
echándola de menos,
buscando con sus manitos un tuto
y errar en el mundo su búsqueda.
No hay quien pueda ayudar, ni arreglar.
Transitamos como fieras,
desapegadas del manto al hombro,
de una carga que al paso de los años,
se hace más y más pesada.
 

“En algún rincón”

Como el fuego cruzado de una mirada.
Como la conversación suspendida en una sonrisa.
Tal, es reconocer en tus ojos, algo mío.
Así como un recuerdo olvidado.
Como el polvo de una maleta guardado por mucho tiempo,
en un cuarto sombrío.
Para no tomar más viajes y emprender una huída.
Un escape de un momento,
cuál segundo, un instante.
Quizás una brisa,
como las que acarician una tarde de verano,
cuando una parte del mundo,
escapando del calor
toma una siesta.
Y en un sueño compartido,
nos encontraremos en cualquier rincón,
tomados de la mano.
 

“Nave”

Yo no me compro que hay que tener fe en dios.
Si fuera por eso taría caga.
Ni le rezo a ningún santito,
Porque el cabro chico se murió,
Le pongo velas,
Le pido algo?
Por qué ese cabro chico,
Él puede cumplirme algo?
Es especial?
Es un marciano?
Es la fe de uno no má, no la figura.
La Biblia, quién la escribió?
Los apóstoles,
puros weones.
Y qué an a saber los quliaos las weas que tienen que pasar.
Pedí una ayuda en una Iglesia:
Soy pecadora,
tení relaciones,
te drogai,
toa la wea.
Soy pecadora,
La peor del mundo.
Debería estar muerta,
Soy hija del diablo.
Chao.
No te podemos ayudar.
Puta que son pulentos.
Tienen que hacerle caso a un saco wea.
Después de todo eso,
Les piden plata.
Yo fui a todas las iglesias a pedir ayuda.
Fui a todas,
Nadiem sae.
Hasta me ungieron en todas las iglesias.
De todas las weas que me dijeron,
Me hicieron sentir peor,
Que era la peor mierda del mundo.
 

“Negro”

Me quiero casar con un negro.
Para decirle: ay que rico Papi!
Un negro, de grandes manos para abrazarme y de mirada profunda.
Como con el que me viene mirando atrás en la micro.
Quiero puro ponerme delante de él para que me puntee, así bien perra.
Pero tan solo le sonrío y me habla:
You got my phone? My friend?
Do you want me to be your man?
Ya po’ démosle.
No voy a tirar el poto pa’ las moras.
Para que me añiño, si voy a arrugar.
Cierro los ojos y me veo en un motel con el negro.
Veo como se saca su ropa y me asusto. Arranco.
Toco el timbre y me voy.
Me bajo, porque no soy capaz de correr el riesgo.
Me intimide con ese hombre.
No soy capaz ni de besarlo,
Pero me quede fantaseando en el amor de un negro.
Y con ese rico ay Papi.
 

“Soy la chica de las poesías”

Oe’ pa’ que te así?
Hace rato te vengo sacando la película.
Andai con puras falacias,
A mí no me vendí na’ la pesca’.
Soy terrible hechizo.
Andai con la del bandio.
Vení y te desaparecí.
Te desahogai pulento,
Después cualquier wua, drama.
Y me dejai terrible de achaca.
Ya me ascurrí que pa’ los vivos una pura vez.
Pero con vo’ huachito,
Que te entregue toa mi alma,
Te las perdono
Y te doy la pasa una y otra vez.
No solo de empota’
O le vai a darle color conmigo?
Es que igual estoy entera enamorada de vo’ machucado.
 

“Al filo de la muerte”

Esa noche él me siguió hasta mi casa,
yo me hice la que no lo veía.
No quise darme vuelta a mirarlo,
por el miedo a paralizarlo y que se detuviera.
No quería que se fuera,
porque quería llevarlo hasta mi cama.
Pero escuchaba sus ruidos disimulados,
las pisadas, los suspiros, los roces y sus quejidos.
Yo empecé a agitarme,
a respirar y caminar más rápido,
pero era porque estaba muy excitada en llegar pronto.
Me exaltaba la idea de tenerlo conmigo esa noche.
Hasta que al fin, frente a la puerta
busco apresurada las llaves para entrar.
De los nervios, se me caen
y siento su brisa deslizarse por detrás de mi cuerpo.
Abro y miro hacia atrás,
como incitándolo a entrar,
pero se queda mirándome desde afuera.
Me desnudo frente a la ventana,
disfrutando saber que él disfruta contemplándome.
Voy al baño a tomar una ducha,
al cerrar la puerta,
él abre la ventana,
y al abrir el agua,
él entra al baño.
Siento su presencia tan penetrante en mí
y ni siquiera me ha tocado aún.
Pero él no solo quiere empalarme,
sino más bien, quiere amarme,
sí amarme, pero como solo suya.
A pesar, que en su corazón
él sabe que yo no le pertenezco a nadie
y por eso debe destruirme y matarme.
Así que desde su abrigo largo y oscuro,
saca una cuchilla
tan filuda como su potencia
con que me clava profundamente.
Y empieza la música tenebrosa
Chan- chan- chan!
Pero antes de que se acerque a la ducha,
abro la cortina y
me lanzo sobre él.
Forcejeamos con la cuchilla hasta que cae lejos,
la tiro por el desague de una patada
y solo tiene un arma para atacar contra mí.
El beso de ese hombre me mató,
pero antes de que me lo diera
ya había tomado su arma para hacerla mía
y que estuviera dentro de mí.
 

“Salud compañeros”

Esto no es un poema.
Claro que no.
No necesito hacer rimas para apelar a su consideración.
No ensuciaré mi copa,
para hablar de lo manchado que esta el vaso,
con que la cochina política brinda,
en pos de robarle a la gente.
Que en ese mismo salud nombran al pueblo
y se llenan la boca con las desgracias de los más desvalidos.
Para luego sacar fáciles aplausos,
en falsas sonrisas,
del rápido flash de las cámaras.
Y los periodistas, compañeras y compañeros,
se venden al mejor postor.
Para ver quien tiene el micrófono más lindo
y transmite con mayor cobertura las mentiras de los noticiarios.
Replicando el discurso del señor con la corbata más bonita
y a cual el partido ha invertido más dinero en su campaña.
No compañeros,
no estoy para esos brindis.
Prefiero beber sola de mi copa,
con este vino que viene a mi mesa,
de las voces, las miradas,
las lágrimas y las sonrisas,
que he visto en las calles.
Vagabundenando como quien no sabe hacia dónde va su destino.
Porque cualquier lugar, no le pertenece.
Como para quien su casa, ha sido el mundo,
su abrigo, el abrazo de los perros,
su comida el pan de cada día.
Pero su hombre, no debe faltarle con la Coca
Cola.
Hoy brindo con el vino
que cae del jugo de la uva bien tostada por el sol de campo.
Recogidas en manos de las temporeras,
amasadas por los brazos de los campesinos,
envasada por los obreros,
empaquetada por embaladores,
transportada por camioneros,
vendida por comerciantes
y atendida por mi urgencia de beber por los trabajadores.
Algo de los que no puedo llegar a ser,
porque mi sed me lo impide,
al nublarme la vista de la injusticia de mi patria
y tambalearme al ritmo de estas mentiras,
que escupo como vómito,
hacia ustedes,
mi público.
compañeras y compañeros,
Salud!
 

“Noche oscura a María”

María, esta noche han venido a mi
pensamientos oscuros a mi mente.
Cuando estaba sola,
en mi cama,
haz entrado en mi un calor sofocante
más fuerte que el calor de este verano ardiente
de esta noche asfixiante,
que me ha dejado sin aliento
al momento de tocar mi cuerpo.
Ensuciando mi templo sagrado,
con los delirios del placer.
Mis manos, con las que escribo,
se introdujeron en lo más íntimo
dejándome llevar por la inmundicia
de esta catarsis al masturbarme.
Oh María!
Pero me ha gustado.
he seguido haciéndolo por noches seguidas.
Hasta que hoy,
ha caído en mi la tentación
de introducirme la cruz
dentro de mi vagina.
¿He pecado Padre?
 
 

Sábado, 17 de Junio de 2023

No olvides dejar tu like y seguir nuestra fanpage aquí. Si deseas ser parte de El Semáforo envía un artículo a elsemaforoquilpue@gmail.com y no olvides leer esto:

Poesía de Rodrigo Lira

 

Comentarios de Face