El Semáforo
Una gran pista de baile se convirtió en el escenario ideal para que dos inocentes jóvenes al fin confiesen lo que sienten el uno por el otro, desde hace mucho tiempo.
No obstante, el joven estaba nervioso y con el corazón oprimido. Él deseaba sorprender a su enamorada con una romántica invitación para bailar, pero había un pequeño detalle que lo detenía: él no sabía bailotear.
Con dos pies izquierdos, descoordinado por naturaleza, sin oído musical y más tieso que un poste de luz, el muchacho se presionaba a sí mismo con cada segundo que pasaba, mientras observaba a las parejas bailar alegres en la pista, mientras temía que algún joven bailarín sacara a bailar a su enamorada antes que él.
De pronto, el muchacho se armó de valor y avanzó decidido hasta la hermosa señorita que hizo gala de un sencillo, aunque pulcro, vestido de noche largo, de seda negra, hecho mayormente con poliéster, con un escote de corazón ajustado a su novel cuerpo que le permitía además lucir su pequeño pecho, delgado cuello y desnudos hombros.
La sorprendida chica observó al muchacho que le pidió de la manera más torpe y tartamudamente posible, si aceptaría acompañarlo hasta un privado lugar, lejos de la algarabía de la fiesta, para decirle algo muy importante para él.
Los jóvenes muchachos esa noche al fin, envueltos en el amor más puro e ingenuo que jamás se vuelve a experimentar, confesaron con un profundo e intenso beso lo que las palabras no les permitieron a lo largo de mucho, pero mucho tiempo.
—”Deseaba sacarte a bailar Julia , pero no sé bailar”—. Confesó, por segunda ocasión esa noche, el joven tras besar a su enamorada. Pero, jamás él imaginó que ella respondería:—No te preocupes Roberto, yo tampoco sé bailar—.
FIN.
-Cuento #15-
¡Abrazo literario!
Sergio Muñoz es periodista y escritor. Publicó en 2022 “Entre el Cenit y el Abismo. Y otras ficciones”. Puedes seguirlo a través de su cuenta de Instagram y Facebook.
Sábado, 30 de Marzo de 2024
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