La Poesía antes de la Poesía
¿Se han preguntado alguna vez que nació antes, si el poeta o la poesía? ¿Quién habrá sido el primer ser en esta tierra en recitar los primeros versos a nuestra amada luna?
Se ha dicho por mucho tiempo que la poesía trasciende más allá de los versos del mítico Poema de Gilgamesh , el babilónico Enuma Elish, el Veda hindú e incluso la épica narrativa de la “Ilíada” o la “Odisea” de Homero.
Cuando “nuestro mundo” era aún un lugar muy joven, de escasos escritores y lectores, los antiguos vates memorizaban largas estructuras rítmicas para declamarlas en lugares públicos o recintos privados para celebrar algún ritual o fiesta de la época.
Los versos celebraban por lo general a los dioses, quienes eran motivo de culto y profunda admiración por ser, hipotéticamente, los creadores de todo lo que rodeaba a los seres humanos.
El mundo ha acordado, tácitamente, que para entender la raíz de la poesía debemos remontarnos a la antigua y clásica Grecia (ya que la actual poco y nada importa ahora) porque es en ese lugar en donde todo partiría.
Grandes filósofos griegos intentaron hallar cómo surgió la poesía y hasta algunos se cuestionaron la cosa poética en eternos debates que nunca llegaban a nada.
No obstante, mientras los griegos no se ponían de acuerdo surgieron un sinfín de guerras, conquistas, invasiones y hasta encuentros culturales forzados con los romanos y otros pueblos, pero los romanos quedaron maravillados con la cultura griega e imitaron sus costumbres literarias y convirtieron la poesía en una herramienta para narrar su propia historia, la del vencedor que se convirtió en la gesta oficial y la que debíamos creer sin cuestionamiento alguno. Eso posterior se convirtió en una tendencia para cientos de naciones por cientos de años, embelleciendo la cruel guerra a través de la pluma.
Lo anterior, es lo que nos dice la historia occidental por lo general y de manera escueta nosotros lo reflejamos, aunque aún nada responde la interrogante inicial.
“La poesía antes de la poesía” no fue una creación humana, eso lo deberíamos tener más que claro, pese al disgusto de muchos historiadores, griegos, romanos e incluso propios poetas.
La naturaleza fue la primera y gran poeta en esta tierra ¿acaso pueden refutar tal afirmación?
El Mirlo es un pajarito parasitario de oscuros plumajes que posee distintos nombres según el país en que habite, es de un hermoso y particular canto que ha maravillado a quien lo haya escuchado.
El canto de las ballenas, en especial de la especie yubarta, quienes a través de las misteriosas y profundas aguas se comunican para transmitir todo tipo de emociones, advertencias y quién sabe qué más.
La belleza del paisaje del mundo: hermosas cascadas, la caída de un sinfín de estrellas fugaces, el término del día en el horizonte o el sonido de la lluvia que cae sobre la tierra, todo lo que hemos mencionado antes, ¿no parece poesía?
La naturaleza inspiró a muchos en la antigüedad, pese a que pocos le han dado crédito alguno, que de seguro inspirados por su belleza intentaron plasmar aquellas sensaciones que la naturaleza sutilmente transmitía con una natural hermosura que jamás regresará, porque el mundo es un poema en sí que jamás se va a terminar de escribir.
También imaginamos cuánta poesía se ha perdido a lo largo de los siglos de los siglos y no sólo aquella que escriben y recitan los seres humanos, sino también todos aquellos seres con que compartimos este mundo.
Esperamos nunca hallen el origen de la poesía, sería el fin de imaginar tantas mágicas posibilidades y no reconocer a la gran fuente de todo esto que hasta el día de hoy sigue inspirando, por más que cruelmente la castiguemos.
Domingo, 7 de Junio de 2020
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