Geógrafa de profesión y con más de 15 años de trabajo en el servicio público, Claudia Espinoza ha levantado una campaña para la Convención Constituyente, que rompe con lo tradicional. Haciéndole frente a los tiempos de pandemia, un contexto adverso para quienes en situaciones electorales normales realizan reuniones masivas, lanzamientos y cierres de campaña con grandes discursos, esta candidata se propuso recorrer el máximo de lugares del Distrito 6, uno de los más grandes en territorio y que se compone de 26 comunas.
-¿Qué distingue su acción de campaña de las demás?
-Entendiendo que el clamor de millones de chilenos y chilenas era una nueva Constitución, la principal acción debió ser siempre la de escuchar y eso ha sido el sello de mi campaña, escuchar las demandas, los sueños y anhelos de la gente. No hemos hecho un “puerta a puerta” para repartir volantes o entregar promesas, sino al revés: recoger esos anhelos concretamente, anotar todos y cada uno de esos sueños y reclamaciones. Tenemos un libro en el que quedarán inscritos los cambios que quiere la gente y de verdad ha sido una experiencia tremendamente enriquecedora.
-¿Cuáles son esas demandas más recurrentes que ha podido recoger en su recorrido?
-Es impresionante la diversidad que hay en nuestro distrito. Hemos conocido la realidad de la escases de agua, la tragedia de la sequía en la zona interior de Petorca, San Felipe y otras comunas, pero también hemos conocido de las necesidades de pescadores y artesanos de Horcón, o de la contaminación en Quintero. Pero hay líneas comunes como el fin del sistema de AFP, una educación de calidad y una salud sin privilegios. La sensibilidad de la gente se hace palpable en cada punto que he recorrido.
–¿Y son anhelos posibles de lograr?
-Recojo y comparto todos y cada uno de los sueños de la gente, pero también tengo muy claro que la Constitución por sí sola no soluciona los problemas de los miles de chilenos que lo pasan mal desde hace mucho tiempo. La Constitución nos da las directrices para construir un país más justo, una democracia más sólida y unos ciudadanos y ciudadanas más felices, seguros y protegidos, pero si no hay políticas públicas que generen de manera práctica lo que se establece en la Carta Fundamental, el camino hacia el bienestar social se hace más difícil. Con una Constitución robusta, que contenga la mayor cantidad de realidades de nuestro país, con definiciones precisas y sin ambigüedades, se puede garantizar con mayor eficiencia los derechos de los y las ciudadanos. La votación sigue siendo voluntaria en el país.
-¿Cuál es el llamado para que la gente concurra a las urnas y participe efectivamente en esta mega-elección? La votación sigue siendo voluntaria en el país ¿Cuál es el llamado para que la gente concurra a las urnas y participe efectivamente en esta mega-elección?
-Ciertamente que se trata de una mega-elección. Estamos acostumbrados a ir cada cuatro años a votar; la baja en la participación fue impresionante en las últimas elecciones municipales y parlamentarias y esa es una realidad que hay que tener en cuenta. Algo está pasando. Pero estas elecciones de ahora tienen otro elemento que debiera marcar la diferencia y que es la elección de quienes integrarán la Convención Constituyente, resultado del gran estallido social que reclamó y exigió el cambio de base en la institucionalidad. Ojalá nunca hubiera desaparecido la educación cívica en el curriculum escolar, ojalá no se hubiese borrado la posibilidad del debate y la reflexión, porque hoy hay mucha desinformación y también de-formación. La política en sí misma no es mala ni contiene toda esa carga negativa que hoy se le da. Las elecciones de este 15 y 16 de mayo tienen una relevancia histórica que lamentablemente no se ha dimensionado lo suficiente. Por eso es tan importante el trabajo de los medios de comunicación y de las redes sociales en lo que es la difusión del proceso que estamos viviendo como país.
-¿Por qué la política tiene tan mala fama?
-Todos hacemos política, todo el tiempo. Cuando debatimos en familia, cuando conversamos en la sobremesa sobre el estado en que nos encontramos como país, cuando votamos, cuando comentamos en redes sociales, cuando emplazamos a las autoridades, cuando exigimos nuestros derechos, cuando marchamos o tocamos cacerolas, todas esas acciones son hacer política. Lo que se critica es la llamada clase política, la conducción, la falta de políticas públicas que solucionen los problemas de la gente, los dichos de la dirigencia, la pelea chica, el machismo instalado en muchas instituciones, la sombra de la corrupción en organismos públicos, la percepción de que los políticos ganan más, haciendo menos, etcétera. Es importante retomar el camino y abrirse desinteresadamente a escuchar a la gente. Si los políticos, y me incluyo, se olvidan de la gente, de representarla, de tomar sus inquietudes, de trabajar por el bienestar de todos y todas, obviamente caen en la mala fama. Es imperioso recuperar la credibilidad.
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Domingo, 02 de Mayo de 2021/Entrevista #88
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