Poesía

El Creacionismo de Vicente Huidobro  

Vicente Huidobro (1893-1948) fue un espectacular poeta chileno de inicio del siglo XIX, quien se carecterizó por crear un estilo poético único y fascinante, como lo fue el creacionismo.

El creacionismo  fue un movimiento vanguardista europeo que intentó romper el naturalismo ( estilo literario en que escritores se inspiraban desde la “naturaleza”, es decir, de cosas existentes a su alrededor, inmóviles   y completamente dependientes de la observación del entorno y de lo ya establecido) y que a través del sublevado “Manifiesto Non Serviam”, Huidobro hace una dura crítica al estilo imperante y levanta los pilares de esta nueva tendencia literaria.

El creacionismo pretende crear sus propias leyes en cuanto a su sentido y forma, poner la creatividad del autor por encima de la contemplación naturalista, crear belleza sin estar sujeto a normas pre establecidas desligándose así de la propia realidad, permitiendo de esta forma una amplia posibilidades en la construcción de una obra literaria.

Te invitamos a conocer este estilo gráfico poético en búsquedas por internet y ahora te dejamos algunos poemas del gran precursor del creacionismo, como lo fue Vicente Huidobro.

Poemas de Vicente Huidobro

Ella
 

Ella daba dos pasos hacia adelante

Daba dos pasos hacia atrás

El primer paso decía buenos días señor

El segundo paso decía buenos días señora

Y los otros decían cómo está la familia

Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente

Ella tenía ojos de adormecedora de mares

Ella había escondido un sueño en un armario oscuro

Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos

Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina

Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad

Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero

Y una bandera mortal dibujada entre los labios

Reía como el mar que siente carbones en su vientre

Como el mar cuando la luna se mira ahogarse

Como el mar que ha mordido todas las playas

El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia

Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas

Antes que el viento norte abra sus ojos

Era hermosa en sus horizontes de huesos

Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado

Como el cielo a caballo sobre las palomas.
 

Camino
 

Un cigarro vacío

A lo largo del camino

He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

Mi cabellera

Y el humo de esta pipa

Aquella luz me conducía

Todos los pájaros sin alas

En mis hombros cantaron

Pero mi corazón fatigado

Murió en el último nido

Llueve sobre el camino

Y voy buscando el sitio

donde mis lágrimas han caído

Días y noches te he buscado

Días y noches te he buscado

Sin encontrar el sitio en donde cantas

Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo

Te has perdido entre las lágrimas

Noches y noches te he buscado

Sin encontrar el sitio en donde lloras

Porque yo sé que estás llorando

Me basta con mirarme en un espejo

Para saber que estás llorando y me has llorado

Sólo tú salvas el llanto

Y de mendigo oscuro

Lo haces rey coronado por tu mano
 

El célebre océano
 

El mar decía a sus olas

Hijas mías volved pronto

Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre

Veo una calle perdida en el ojo del muerto

Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis

Cada vez más rápidos los árboles crecen

Cada vez más rápidas las olas mueren

Los récord de la cabeza son batidos por los brazos

Los ojos son batidos por las orejas

Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces

El día tan maltratado por el océano

Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje

 

Sobre sus huesos
 

Mirad el cielo muriente y las virutas del mar

Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa

El océano se fatiga de cepillar las playas

De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo

Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme

Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas

El seca su barba

Estruja su casaca confortable

Saluda al sol en el mismo idioma

Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural

Tan natural como su verde

Más verde que los ojos que miran la hierba

La hierba de conducta ejemplar

El mar ríe y bate la cola

Ha crecido de mil olas
 

Fatiga
 

Marcho día y noche

como un parque desolado.

Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;

miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;

miro el campo herido a grandes gritos,

y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;

paso la mano sobre el lomo del viento;

los vientos, que pasan como las semanas;

los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;

las luces, que pasan como los meses;

cuando la noche se apoya sobre las casas,

y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;

es la fatiga lejana y la neblina;

caigo como el viento sobre la luz.

Caigo sobre mi alma.

He ahí el pájaro de los milagros;

he ahí los tatuajes de mi castillo;

he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.

Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;

caigo del viento sobre la luz;

caigo de la paloma sobre el viento.
 

Sábado, 10 de julio de 2021

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