VALPARAÍSO-.En una fría mañana en el Muelle Prat, tuvimos la oportunidad de conocer a la persona que da vida, sentido y un carisma único a Chumbeque el payaso, el santiaguino, actor, músico y lector, Gonzalo Díaz Pizarro.
Según reveló Díaz en otra entrevista: -“Chumbeque es oriundo de Valpo, nació en el año 2000 y que él es la proyección de mí mismo elevado a la máxima potencia de la ridiculez, de la desfachatez y de la irresponsabilidad del niño que cada uno llevamos adentro”-.
Hoy, cuando han transcurrido casi dos décadas desde que nació aquel cómico payaso que se comunicaba únicamente por medio de un pito y que ahora habla, cuenta chistes y que conmueve al público, nos hacemos la siguiente pregunta:
-¿Cómo se reinventa en casi veinte años de carrera?
-Siempre pensaba en cómo reinventar mi personaje, mi vestuario…me cuestionaba qué estaba haciendo, hasta que llegó el momento en que decidí algo, quitar el pito que Chumbeque usaba para hablar…fue un vuelvo importante.
-Después de una década de presentaciones, shows y todo eso, era bien loco hablar como Chumbeque, porque no sabía qué voz tenía el payaso.
-¿Cómo solucionó eso?
-Me acuerdo que en una ocasión en que animamos un show con el mimo Tuga, en la Carpa Azul en el Cerro Barón, yo hablaba así: tatatatata o no emitía sonidos.
–Imagino que el Tuga lo agarró para el leseo…
-Jaja claro que sí, pero después de eso comenzó a nacer la voz del payaso y posterior a eso, empezó a surgir otra personalidad del Chumbeque.
-Con eso pude renovar el show, nació otro personaje llamado “Harapos”, me fui diversificando, entiendo esa idea como no para de crear.
-¿Cómo evolucionó la personalidad de Chumbeque?
-Se convirtió en alguien tierno, le gusta ser observado, jugar, en otras palabras, es mi niño interior.
-Lo anterior, se dice mucho en teatro, sacar al niño interior, ya que éstos son muy espontáneos o muy naturales, porque les gusta moverse, bailar, hacer ridiculeces, creerse superhéroes, etc.
-Eso con la edad uno lo va perdiendo ya sea por el pudor, por madurar y que no le tiene miedo al ridículo, pero eso es lo que nos hace libre también.
-¿Cuándo descubrió su pasión por hacer humor?
-Desde chico, recuerdo que en una ocasión, cuando estudié en los 80, cuando estaba Pinochet, siempre se marchaba en los eventos que había en los colegios.
-La educación se militarizó un poco, ya que todos los cursos debían formar para entrar a clases, ordenaditos en fila y se cantaba el himno nacional todos los lunes, sin mencionar que habían efemérides de todas las guerras que se perdieron, que igual se celebran aquí en Chile jaja.
-Una vez, me tocó llevar le estandarte del colegio por ser el más alto del curso y para nada iba orgulloso, entonces me fui encontrando con muchos amigos, quienes marchaban para otros colegios, empecé a saludarlos y terminé hinchando las pelotas con el estandarte, quebrando toda la marcha.
-Me retaron, me llamaron al apoderado y nunca más marché.
-En ese sentido, ¿fue ese su primer escenario para hacer humor?
-No. Fue a los seis años, pero no haciendo humor, sino bailando para un conjunto folclórico, bailaba cueca.
-¿Y en el humor? ¿Fue su colegio?
-Jaja, en verdad, fue en mi familia. Hacía todo tipo de estupideces y se cagaban de la risa, hacía mímica o bailaba.
-¿Usted es Chumbeque todo el día?
-No, sería un poquito enfermo. Pero, si trato de estar todo el día lo más alegre posible y hacer estupideces.
-Porque uno va depurando (al personaje) también, a diferencia del principio que anda payaseando todo el día porque está desbordado, está descubriendo y llega a ser insoportable, por estar todo el día.
-Una vez avanzada la carrera vas dosificando hasta el punto que uno desea separarse del personaje. Y uno se dice:-“No puedo ser Chumbeque todo el día, es agotador”-.
-Es cómo el síndrome del cocinero que no quiere seguir cocinando una vez llega a la casa, pero lo hace igual.
-Exacto. Entonces, me sucede lo típico y me dicen:-“Oe tú eres payaso, cuéntate un chiste”-. En cualquier situación como estar en una asado o en la reunión de apoderados.
-A veces he tenido que decir en el colegio de mi hija, que estoy con ella y el Chumbeque funciona cuando me pongo la nariz.
-No le incómoda generar un rechazo cuando le piden un chiste y usted se los niega, en cierta forma…
-No poh, a veces me ha gustado la respuesta (de mi parte) “¿Y tú que hací?”, entonces me responden que son mecánico y yo les digo: -“A ver, arréglate un auto altiro”-.
-Pero como las personas necesitan reír, porque siempre están pidiendo al ridículo o el que está siempre haciendo leseras.
-¿Es del tipo de humor negro?
-A mí me gusta, pero bien hecho, si es inteligente funciona. El humor que me carga es el fácil, el burdo, que no te hace pensar, ya que un chiste puede ser una llavecita pequeña, el cual puede ser vivir para abrir la mente de las personas.
-No puedes pretender reírte toda la vida si yo digo “teta” o “poto”, pues los niños se ríen de eso debido al pudor y yo juego con eso con ellos.
-Yo les digo:-“¿Por qué se ríen de eso? Yo tengo poto, ustedes tienen poto y la profesora tiene poto”-, y todos se ríen, pero ahí les entregas algo, no al pudor.
-¿Usted posee una cierta cábala, antes de cada presentación?
-Ninguno, salvo que intento quedarme tranquilo, repaso en mi cabeza todo mi show, las acciones y los chistes, aunque igual siempre me pongo nervioso.
-¿Cuánto humor consume?
-De todo. Veo stand up, payasos, circo, comediantes, películas, pero no tanto las gringas que son todas iguales, sobre todo las de ahora, una cantidad de series como las Sitcoms, porque cachai tres o cuatro chistes y cachai como va a ser todos los chistes a lo largo de la temporada.
-Pero, si tú ves una película de humor europea, como las suecas, holandés, alemanas, es mucho más entretenido, más inteligente y sabía la forma de reírse.
-Con eso saco ideas, gracias al internet, voy buscando películas y te lo recomiendo, ya que te abre caminos, ya que no puedes quedarte en “Scari movie” 1, 2, 3 y 10.
-¿Qué humoristas usted admira? O ¿Posee ciertos referentes?
-Cuando chico, me gustaba mirar a un actor gringo llamado “Jerry Lewis”, que es el Jym Carrey pero de los años cincuenta, jugué mucho a ser él.
-Fuera de él, para mi todas las personas que conozco pueden ser un referente. Por ejemplo, yo voy al Teatro Museo del Títere y del Payaso a ver los resultados de los talleres de los chicos que están aprendiendo y los miro, para aprender también.
–Para la obra “Harapos”, mi referente fue mi sobrino, se llama Alí y se autodenominó payaso, de nombre “Toto” y cuando hay reuniones familiares, él nos hace shows.
-Cuando era más chico, él me preguntaba: -“¿Gonzalo, tú soy payaso?”-. Y agregaba:-“Yo soy payaso, estoy pintao, yo también tengo nariz, soy Toto, soy payaso”-.
-Esa frase, de un niño de cuatro años en ese entonces, sirvió para convertirse en un referente en el espectáculo de Chumbeque, ya que en con Harapos, ese pedacito de texto lo usé .
-Por cierto, ¿En dónde estudió actuación?
-En Santiago, en una lugar que ya no existe, que se llamaba Escuela de Arte Pedro de la Barra, ubicada en Barrio Bellavista, después de los noventas nacieron muchas escuelas teatrales.
Giras y presentaciones de Chumbeque, el payaso.
Nuestro entrevistado, ha tenido la fortuna de llevar su estilo de humor a distintas partes del país como también pasear por toda la quinta región.
-¿En qué proyectos se encuentra trabajando usted ahora?
-En estos momentos me encuentro haciendo unos experimentos, que tiene que ver con la música y el teatro, yo de formación soy actor, por ende siempre voy a ubicar la actuación en donde sea.
-Ahora, junto a Alexander Castillo y Miguel Muñoz, estamos con una obra llamada “El Caballo”, que es para toda la familia simple y entretenida, que trata sobre un payaso sin nariz.
-También, junto a los dos personajes que te nombré, estamos incursionado en otro trabajo llamado “Lo chicha que son tres músicos”, todos cantamos y tocamos algún instrumentos.
-Ahora nos toca ir al Bar Canario, en done vamos a tocar algunos boleritos, algunas cuecas y valses peruanos, acorde a la bohemia porteña.
-En el pasado, usted visitó la Isla de Juan Fernández, en medio de su gira “Harapos”, ¿Qué experiencia le dejo aquello?
-Fue una gira muy curiosa, rápida e intensa y el cierre de Harapos. Estuve tan sólo un día en Juan Fernández y me la pasé más tiempo viajando jaja.
-Llegué en un buque de la Armada (Sargento Aldea) que era una tremenda cuestión de como de seis pisosy que tenía de todo hasta helipuerto, en un viaje de 25 horas de aquí para allá.
–Aparte de la tripulación íbamos como doscientas personas, entre ellos parientes de la isla, tipos que llevaban mercadería y cosas así, pero la isla es súper bonita y cuando vas mirando puro mar y ¡”puff”!, aparece la isla.
-¿Qué lo maravilló de la isla?
-Todo, es algo especial. Aunque, no es la primera vez que estoy en una isla, ya que hace cinco años trabajo en Isla Mocha, y la sensación de viajar en el mar, salirte del continente a un pedacito de tierra que está en medio de tanta agua, es impresionante.
-La gente que vive ahí, tiene otra forma de pensar, se sienten aislados, debido a todo lo que tiene que ver con su existencia, pero son bastante unidos.
-¿En su presentación en Juan Fernández cómo se relacionó con el público? Porque usted se enfrentó a un público que lo desconocí a usted y viceversa.
-El payaso siempre abre caminos y puertas, y mi show funcionó. Disfrutaron la obra, se llenó aquel espacio público y yo la pasé muy bien, cumpliendo todos mis objetivos y después, me regalaron langostas jaja.
-¿Fue exitosa para usted aquella gira?
-Sí, sí. Porque realizamos como veinte presentaciones desde Cabildo hasta San Antonio, paseándonos por toda la quinta región, sin contar que también realizamos talleres.
-Nos deteníamos a veces a mitades de ciertos lugares, como dos días, para hacer todo tipo de talleres como de clown y un compañero, Mario Núñez, realizó talleres de trapecio y de aéreo.
La filosofía del humor de Chumbeque , el payaso.
Fiel a su estilo, su manera de pensar y ver la vida, nuestro entrevistado no sólo hace reír a las personas para lograr carcajadas, sino también pretende otra cosa más, que podrán descubrir si continúan leyendo.
-Por cierto, en la calle imagino que todo puede pasar ¿o no?
-¡Puede suceder cualquier cosa! porque es el escenario más espontáneo que puede haber para un artista y te topas con perros, borrachos o una persona que comienza a dialogar contigo…un montón de factores.
-En el Quisco me sucedió que aparecieron tres perros chicos, entre poodle y quiltros, chillones, y no me dejaban hacer la presentación.
-Entonces me ladraban, me daban la espalda, me seguían y hubo un juego ahí, pero de pronto me saqué la chaqueta y me acerqué a ellos y arrancaron. La gente se reía, pero quedo uno.
-El que se quedó me seguía ladrando y no me dejaba hacer el show. Yo, ya estaba enojado. “¿Qué hago con esto?” Me pregunté. Tuve que parar el show, me senté cerca del perro y lo llamé para que se sentara cerca de mí, pero el comenzó a correr alrededor de mí.
-Hasta que se sentó al lado mío y comencé hacerle cariño, él me lengüeteó la cara y terminamos dándonos besos en la cara… la gente explotó de risa. Si no hubiera usado al perro jamás habría podido terminar el show.
–En Facebook, Chumbeque hace muchos chistes ¿qué opina usted de la importancia de las redes sociales para mostrar lo que hace?
-Es para ser visible, finalmente. Hoy en día, el mundo está en las redes sociales… si algo tuyo no aparece en días o en horas, desapareciste, el público te olvida virtualmente, y es algo muy curioso, ya que existo realmente.
-Ahora vivimos un nuevo tipo de humor, gracias al uso de las redes sociales como lo son los memes…
-Pues claro, yo pensé crear memes con el payaso como el nivel de Chumbeque que tú eres ahora…pero en el chiste, me gusta esa labor y tirar uno muy temprano, ya que creo que el 99% de las personas que usan teléfonos revisan sus redes sociales al despertarse.
-Es un regalo que le brindo a mis seguidores, los cuales los dejo listo en la noche y en la mañana los publico. A veces le achuntó otras veces no.
-También se da que me comentan más en persona mis chistes que en el propio Facebook, ya que por ejemplo, un chiste publicado tiene treinta likes, pero me doy una vuelta por la calle y más de treinta personas me dicen: -“Oye, está bueno el chiste”-.
-¿Qué pasa cuándo le comentan que su chiste estuvo fome?
-Pues el humor es una percepción súper subjetiva. Hay chistes que yo puedo encontrar geniales, pero a ti no te va a gustar. Yo no puedo pretender hacer reír a todo el mundo, es obvio.
-¿Cómo son los chistes de Chumbeque?
-Es algo sano, limpio y que te haga reír al final, no me complico con chistes que vayan en desmedro de alguien.
-¿Qué es más fácil, hacer reír o hacer llorar?
-Hacer llorar.
-¿El Chumbeque ha hecho llorar al público?
-Sí. Porque el payaso te hacer reír o te hace emocionar, pero las dos en formas muy extremas, explosivas…es algo bonito, ya que es parte de la vida porque uno no se está riendo todo el rato.
-El payaso, es una persona, un ser que vive y que siente, que es puro y que es honesto, también va a sufrir, por eso también puede mostrarte una situación de sufrimiento, compleja y desde la risa.
-Chaplin, que es un ejemplo bastante común, también te hacia llorar y reflexionar. El gran dictador, te hace reflexionar sobre lo que era la política en el mundo…el último discurso es potente y ahí no te ríes, sino te hace pensar.
-¿Qué valor tiene para usted hacer reír a las personas?
-Para mí es algo súper importante, porque la labor de sacar risas es importante. Porque la gente está más predispuesta a sufrir o a enojarse.
-¿La sociedad chilena es buena para reír?
-Es buena para el chuleteo jaja. Le encanta reírse, ya que en cualquier reunión social estás más riéndote que en conflicto, pero en el interno está más predispuesto a lo otro.
-Busca siempre esa acción de despejar ese peso de la tristeza, de trabajar, la seriedad, la violencia ante ciertas situaciones…buscan escaparse y por eso hay tanto bar, tanta botillería y la gente va a esos lugares para escapar de sus propios pesos.
-Y por eso el chiste es importante, aunque sea por un rato, tú le cambias la vida a esa persona, que se ríe a carcajadas, libera una cantidad de energía y se va más liviano.
-Eso es parte de su filosofía, que no tan sólo se rían de sus chistes sino que la persona cambie un poco después de oír uno…
-Aunque yo no pretendo cambiar a la persona completamente con un chiste o una función, pero sí puedo aportar a que esa persona se libere un poco de su peso, para que su vida sea algo mejor.
-Por más que haga reír, yo sufro lo mismo, soy un trabajador, paso las mismas problemáticas de un trabajador cualquiera. No me diferencio de un gasfíter, de un albañil, de un médico, de quien sea.
-¿Qué le aconseja a una persona que se inicia en el humor y pretende hace reír como usted?
-Hay que leer de todo, por favor, lean. Que lean filosofía, poesía, revistas, el diario, etc.,
-¿Chumbeque lee?
-Él no sabe leer jaja, pero Gonzalo sí sabe leer y sí, leo bastante. Es algo necesario, ya que se va cultivando, además la lectura te abre más lenguaje, te amplia el conocimiento y eso te hace un poco más inteligente para elaborar un chiste.
-Después de casi veinte años, haciendo reír ¿Chumbeque ya creó una fórmula para hacer reír a la gente?
-Curiosamente, ya casi todas las formulas están listas, pero si uno sigue los términos y las formas de escuchar…siempre hay que estar escuchando la reacción del público, porque hacer reír es súper fino, ósea yo puedo hacer una rutina que puede existir desde 1800 y hay rutinas que existen desde ese año, entonces si la sigues exactamente igual en este tiempos, funciona.
-Por ejemplo, estoy con una rutina con un compañero y le digo.-“Ya poh, anda a tirar la pelota para allá”-. Y él se devuelve, y pregunta:-“¿Para adónde debía tirarla?”-.Entonces después de tres veces de decir lo mismo, lo reviento y la gente se ríe, como tú lo hiciste ahora, porque te lo imaginai…
-Jaja sí, ya que me imaginaba como iba a terminar.
-La gente ya sabe cómo termina el chiste. Pero también, es un tema muy sensible, que esperan que termine en el momento que esperan que termine. Si no terminas el chiste en el momento oportuno, se frustran.
-Eso lo desarrollas escuchando al público, es algo que se siente, una conexión, que va mucho más allá del texto y cuando lo sientes, dejas caer el chiste, sobre todo cuando ocurre en vivo, ya que es una función única e irrepetible.
-Mi última pregunta, ¿si usted volviera a nacer, intentaría hacer lo mismo que ahora?
-Sí.
-¿Pero con otro nombre de payaso?
-Jaja, quizás sí, no sé, depende de las circunstancias.
Miércoles, 09 de mayo de 2018/Entrevista #16
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