¿Qué es ser feliz? ¿Por qué nos aferramos tanto hacia aquella ilusión que invade nuestra mente como corazón en un momento de la vida para impregnarse en lo más profundo de nosotros?
Mucho ya se ha escrito, se ha discutido y se ha imaginado a lo largo de toda la historia de la humanidad sobre ser feliz, pero aún en pleno siglo XXI pareciera ser algo que no logramos entender ni mucho menos sentir qué es realmente.
Para Aristóteles, que tuvo como “profe” a Platón “la felicidad depende de nosotros mismos”, según expresó el antiguo pensador griego y después de 2.300 años un tal Steve Jobs, perpetuó en una póstuma carta algo así que la verdadera felicidad era con quien poder compartir risas, charlas, cantos, en otras palabras, poseer un grupo afectivo que acompañe los grandes y tristes momentos de tu vida.
Podremos discutir también (y después) que ayuda mucho a la felicidad poseer bienes materiales, ganar buen dinero, poseer salud, etc., aunque hay cosas que van más allá de todo eso y pareciera ser más reconfortante.
Mi mamá, a quien de cariño le dicen “Ceci”, creo que pasa por un momento de la vida en que se podría decir que siente o que está cerca de eso de ser feliz.
Ella siempre me ha dicho que me ve serio, con cara de enojón y que debería sonreír más jaja, a pesar que mi mamá siempre ha sido risueña al menos yo siento que hace un par de años la comencé a ver feliz realmente.
No soy capaz de poder resumir la historia de una persona en pocas palabras, aunque si desean un resumen para que entiendan lo que diré después, creo que todos merecemos una segunda, tercera, cuarta y así sustantivamente, como dicen en El Chavo, oportunidad para ser feliz.
Los últimos años de matrimonio de mi mamá no fueron los mejores, ya que una probable separación con mi padre era lo más evidente a raíz de las constantes discusiones y el agotamiento de aquella relación que duró por más de veinticinco años.
Pero nunca se divorciaron, ni llegaron los abogados o aquellas discusiones en tribunales, ya que el destino tenía preparado otro desenlace, uno más doloroso y el cual no imaginamos nunca ocurriría como lo fue la muerte de mi padre producto de un fulminante y repentino (siempre son repentinos) cáncer.
Mi mamá lo acompañó fielmente hasta su último suspiro en este mundo ¿y qué recibió como premio? Como si no fuera suficiente perder a una persona la cual amó por mucho tiempo, a mi madre le diagnosticaron cáncer ocho meses después de que enviudara, iniciando así una larga lucha en contra de su enfermedad.
¿Se acuerdan que mencioné que un filósofo griego decía que la felicidad dependía de nosotros? Increíble como aquel pensamiento sigue tan vigente, tan vivo o tan fresco después de 2300 años, porque creo que mi mamá siguió aquel consejo sin siquiera saberlo: ella decidió ser feliz, a pesar de todo.
De lo anterior, mucho tiene que ver su pareja actual y nuevo amor, el Nelson. Él es una persona completamente diferente a mi papá y creo que es aquel hombre que mi mamá necesitó justo en uno de sus momentos más difíciles de la vida.
No sólo se convirtió en su nuevo compañero después de la partida de su esposo, quien lo acompañó a lo largo de la quimioterapia, sino también se transformó en aquel puente entre aquella vida que tal vez mi mamá siempre quiso para ella, una en donde podía salir a disfrutar la vida misma, sin preocupaciones o algún temor.
Ella comenzó a disfrutar de cosas tan simples como salir a pasear, visitar a la familia o ir a comer algo rico por ahí,algo que había dejado de hacer con mi padre por razones que desconozco, pero que contribuyó en parte a ese desgaste que ahora ya no tiene mayor importancia porque la vida continua y hay que vivirla como tal, con pasión y alegría, porque es una sola no más.
Ya con Nelson llevan muchos años y mi mamá ha cambiado. Es otra mujer. La veo más contenta, más optimista, una persona que disfruta de los momentos que vive junto a sus seres queridos, a pesar que padece de las secuelas del cáncer eso no es impedimento para que ella salga a bailar junto a su pareja y se entretenga como merece.
Ser feliz tal vez sea eso, un estado (de la mente), en donde nosotros nos atrevemos a cumplir lo que deseamos una vez dejemos los miedos y dudas que nos detiene a ello sin importar si estamos pasando por buenos o por malos momentos.
Mi mamá es feliz y eso me hace feliz también, como lo decía el legendario filósofo griego la felicidad depende de nosotros y como agregaba Jobs, que es mejor tener con quien compartirla, ella encontró con quien compartir este grato momento también.
Domingo, 13 de Septiembre de 2020
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