De pronto nos enteramos con mi polola que Netflix había liberado la reciente película “Train To Busan: Península” que estaba preparada para estrenarse mundialmente en 2020, pero a causa de la pandemia se atrasó, aunque en Corea del Sur se estrenó ese año.
Esta segunda entrega del director Yeon Sang-Ho, era algo sumamente esperado y anhelado por millones de espectadores como aquellos asistentes que aplaudieron de pie por varios minutos la primera película de este género de zombie-survivor en el Festival Internacional de Cine de Cannes, algo inédito y asombroso.
Todos añorábamos saber qué sucedió con aquella mujer y niña que sobrevivieron tras escapar después de haber abordado un tren KTC desde Seúl hasta Busan, sorteando toda clase de peligros, dejando amigos, familia y enemigos atrás, sobre todo a los temibles y desconocidos infectados que arrasaban en Corea.
Train To Busan fue una película maravillosa que nos hizo abordar todo tipo de emociones que incluso hasta aquel último sacrificio del padre con tal de proteger a su hija (ya casi al final) se arrojó fuera del tren para salvarla de sí mismo, ya que se había infectado… fue una de las escenas más linda y conmovedora de la película.
Así que de principio a fin Train To Busan nos mantuvo pegados a la pantalla completamente intrigados por descubrir quién se salvaba, mientras al unísono muchos nos preguntábamos tras haber terminado una de las mejores películas de 2016 de un género sumamente explotado, ¿cómo una segunda parte igualaría o superaría la obra del director Yeon Sang-Ho?
Pues, lastimosamente “Península” o “Estación Zombie 2” fue bastante decepcionante amigos míos, tanto para mi polola y para mí. No exagero. Muy mala. ¿Por qué? ¿Cómo sucedió esto?
En primer lugar, la segunda entrega no es una continuación de la primera, así que no supimos que sucedió con las dos últimas sobrevivientes del tren y en su lugar se nos presenta otro escenario en donde transcurrieron cuatro años después de la aparición del virus en que se nos cuenta que Corea del Sur quedo aislada del mundo y en cuarentena total toda la población que logró sobrevivir junto a los temibles infectados. Respecto a este punto, fue un total despropósito perder el hilo de esta historia a raíz del cariño y todo lo que nos provocó la muerte de los personajes que contribuyeron en la escapada de la mujer embarazada y de la niña en donde el público ( y yo) deseábamos saber qué aconteció después que se encontraron con aquellos militares en un especie de “trinchera” y cómo estos recordarían a los grandes héroes que protegieron sus vidas hasta el último suspiro.
En segundo lugar, el casting. Creo que la performance de los actores principales no estuvieron acorde a la película, sino también no logran conectar con nosotros por ser demasiados planos, rígidos o carentes de una personalidad que los diferenciara de aquella imagen común que tenemos a veces de los “chicos rudos”, como por ejemplo, aquel ex militar traumado quien era muy poco expresivo y cuyo papel la verdad no trasciende demasiado, también está la chica que manejaba mejor que Toretto quien al igual que el ex militar era poca expresiva y exagerada sus habilidades sobre el volante e incluso la madre de esta niña cuando se entera de la verdad en vez de expresar un sentimiento de ira, odio o algo interesante, se queda ahí como si nada, como si hubiera dado igual quien los hubiera jodido en el pasado o el “capitán” de ese grupo militar de rescate quienes se desquiciaron en Busan. Todos estos personajes no entregan un valor agrado a una película que no fue ni la mitad de buena que la original.
En tercer lugar, la trama fue lenta y forzada. Después del caos en Corea del Sur, Península nos presenta que muchos sobrevivientes residen en distintas partes del mundo, pero nuestros protagonistas especialmente en Hong Kong en donde tienen un mal pasar no sólo por los traumas que padecen a raíz de la terrible pandemia, sino también por la discriminación de la que son parte ahora por ser considerados como portadores de un peligroso virus. Pues si bien este punto fue interesante, lamentablemente el director no aprovechó esto para generar una especie de posible realidad que podría tocar la fibra de muchos y se quedó con aquella historia más fácil de contar e intentar usar como lo fue que ambiciosos maleantes del bajo mundo añoraban recuperar un camión cargado con millones de dólares e idean un plan en donde formarían un equipo especial y discreto para volver por el botín extraviado y traerlos hasta sus manos. ¿Y qué mejor equipo que coreanos que escaparon de la muerte para regresar hacia un mundo infectado y plagado de descontrolados caníbales? Pues hasta ahí llegó más o menos la trama porque el resto de la historia fue disparo, correr, refugiarse, correr, disparo y así sustantivamente, como dirían en El Chavo del 8. ¿Se imaginan a Ron Damón infectado? De seguro se devoraría a Doña Florinda.
La película avanza sin muchas sorpresas, con bastantes lugares comunes, un poco de gore, sobreactuaciones de gringos o con un pésimo pronunciamiento del inglés, aunque yo no soy autoridad para decir si hablan bien o mal, pero daba vergüenza ajena esos diálogos en inglés.
A esta entrega de Train To Busan le quitaron esa sensación única de intriga, emoción, ira, tristeza y esas sensaciones que nos dejo a flor de piel en la 1 a cambio de un shooter a la mejor versión de Resident Evil, pero coreana.
Con mi polola la vimos completa para descubrir qué sucedía al final y después de esta decepción nos preguntamos ¿qué otra cosa tenía Netflix para ofrecer después de esta lamentable película? Creo que vi Betty la Fea a continuación.
Train To Busan: Península, no fue ni la sombra de la primera y es por esa razón que del 1 al 7 se merece una nota 4, siendo generoso. Una decepción.
Viernes, 9 de Abril de 2021
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