EL ALTO, Bolivia-. Gracias a la magia de la tecnología logramos conversar con el joven poeta, de ascendencia aymara, Erwin Fher Masi Pérez (1997), autor de diversas obras y que en estos momentos se encuentra presentando la poética perfomance “Literatura de minibús”.
Antes de hablar de poesía, necesitamos mencionar que la tierra natal de nuestro entrevistado se encuentra a más de 2,366 km de distancia de la nuestra (El Belloto, Quilpué) y que juega un importante rol en cuanto a la inspiración y visión artística que posee el vate alteño.
“El Alto” es una ciudad que nació un 6 de marzo de 1985 a raíz de la necesidad y de la sobrepoblación que padeció La Paz hace unas décadas, dando de esa manera una improvisada alternativa habitacional que en el día de hoy lo convirtió en la segunda localidad más poblada de Bolivia, después de Santa Cruz de la Sierra.
Considerado de clima raro e impredecible, con más de 4 mil metros de altitud, cercano a un importante aeropuerto, de intensa actividad comercial, atractivo destino para inmigrantes peruanos o ciudadanos rurales del propio país, entre algunos puntos, es donde Fher ha crecido como poeta y que intenta rescatar no sólo el lenguaje aymara o los aforismos locales, sino también hallar una propia voz que lo distinga entre otros talentos de su nación.
Los versos del autor de “Pohemia” (2017) no tiene nada de cursi ni romántico, por el contrario pretende generar un enorme esfuerzo de lectura, descubrimiento y un enfrentamiento por adentrarse a un desconocido lenguaje, pese a que muchos podrían conocer algunos vocablos aymaras, de igual manera leerlo puede ser una experiencia bastante compleja, si no posees un diccionario al lado al menos.
Tuve que reconocer a mi entrevistado que fue la primera vez que no logré comprender bien los versos, a pesar de las reiteradas lecturas, al desconocer la étnica lengua de la que Fher es perteneciente, con frecuencia perdía el hilo de la lectura y me alejaba del motivo lírico al que nos deseaba adentrarnos el autor.
La escritura del vate boliviano nos habla de fiestas, es contestaria, coloquial, directa, de malandras o del cotidiano de una joven población que al poco tiempo de haberse creado tuvo que armonizar con distintos actores sociales y/o culturales que aún no le permiten dar con una propia identidad a El Alto, que va más allá de ser una simple ciudad dormitorio que experimentó un boom demográfico y económico sin precedentes en el vecino país.
-¿Por qué destacas El Alto en tus diversas reseñas biográficas, en cuánto a la poesía?
-Aquí en Bolivia había un escritor llamado Fausto Reinaga (1906-1994) que hablaba de las “dos” Bolivias: la de los blancos y la de los indios. Entonces, ¿por qué los comparo? Porque las ciudades reproducen el mismo caso.
-Por ejemplo, La Paz. Esa ciudad antigua, colonial, con los sabios de España, de la República, pero su alternancia (contraparte) sería El Alto. Aunque también ocurre lo mismo en otros lugares.
Fher nos explica que en El Alto existe una importante carga cultural por el encuentro entre aymaras, andinos, los mineros y sin olvidar la presencia de alteños, paceños, inmigrantes peruanos o los propios habitantes rurales bolivianos, pero muchos interactúan alegres en las “Peñas Shows”.
En aquel caos urbano no planificado y por medio de sus escritos, el joven poeta da cuenta de cómo ellos celebran, entonan las canciones o disfrutan las propias bebidas hasta emborracharse, lo que permite esta interacción entre los distintos habitantes de El Salto.
-Tu ascendencia aymara te permite, te inspira y te destaca en cuanto a tu estilo poético, por esa forma coloquial de lenguaje y por lo difícil que resulta leerte.
-Sí, por supuesto. Hacer poesía en Bolivia es hacer poesía con castellano puro y tal vez eso de alguna manera te internacionaliza, puedes llegar a más público y eso es justamente lo que más me limita jajaja.
-Es poesía muy endémica, que se entiende más en este ambiente alteño e incluso en La Paz me preguntan “¿qué significa esto?”. Es porque esas palabras (aymaras) están en mí día a día.
-En cuanto a lo anterior ¿A ti no te importa, en estos momentos, que la gente (lectores) no te entienda por escribir con muchas palabras aymaras?
-En realidad no me causa mucho conflicto en sí porque no estoy apuntado a un público directamente de habla castellana, sino más bien a mi entorno. Quiero meter un gol desde la poesía, pero entre los alteños.
-En El Alto no hay muchos poetas en el clásico formato físico del libro, tampoco hay un canon de la poesía alteña, esto por ser una ciudad relativamente jóven; pero sí existe poesía de manera constante, recitada en horas cívicas escolares/universitarias e incluso en las Fuerzas Armadas. Es una poética apoyada más en la oralidad. Por lo cual creo que esto, dentro de algunos años, se irá formando.
–Víctor Hugo Viscarra, el “Bukowski” boliviano escribía sobre ese mundo del hampa, pero en La Paz, el “coba” (COA en Chile) de los “malandros” o los “k’oleros” como se dice acá, la prostitución y recoge bastante lo que es la tradición oral en su determinado momento, que también lo hace en el mundo aymara incluyendo esas palabras que tienen que ver con lo que está viviendo, el mundo de la borrachera.
-En mi caso, hay palabras que no puedo eludir de mi vocabulario así que trato de meterlas en mis poemas. Incluso Viscarra ha hecho ediciones con pie de páginas para explicar.
-¿No sientes tú que exista cierto rechazo a tu poesía, en primera instancia, por no entender las palabras aymaras con el español boliviano?
-Sí, pero sólo si lo voy a ofrecer a un encuentro de poesía netamente en castellano. Pero, hasta ahora, todo lo que he estado haciendo, Literatura de minibús, apunta más a lo popular, está ambientado al transporte del día a día. Y éstos adentro tienen determinados lemas, apotegmas, aforismos como “si usted salió tarde no es culpa del chofer”.
-Mi poesía está direccionado a vender aforismos en aymara y en castellano porque El Alto igual no es una ciudad netamente aymara, un idioma nativo que no llegó como el castellano en la época de la colonia. Una simbiosis muy interesante puede salir entre estos dos idiomas y a eso estoy apuntando.
-Está más direccionada a los aforismos en aymara-castellano porque El Alto no es una ciudad netamente aymara, también hay mucha presencia del español que nos llegó en la colonia.
-Aunque igual me hace pensar que debería incluir estos desgloses, de esas palabras (aymaras). Y sí, la gente cuando lee estas palabras les choca, pues pueden hacer ese ejercicio de buscar un diccionario (ojala aymara) como tú que hiciste el esfuerzo de entender el poema.
-¿Cómo ha sido la recepción de tu obra por parte del público?
-La recepción de Lectura de minibús ha sido muy buena. Como eran performance dentro de minibuses llenos, los poemas y los aforismos han pegado directamente con el público que estaban muy familiarizados (con las palabras).
-Para ti ¿qué ha significado escribir esta poesía que mezcla el español boliviano con el lenguaje aymara y darlo a conocer?
-Ha sido una respuesta interesante. En El Alto pareciera que no hay poesía o si hay son muy marcados a una determinada consigna política. Nada más alejado de la realidad. Sí la hay, sólo que aún está soterrada entre las infinitas cosas que se hacen en esta ciudad, e incluye muchas voces viejas y nuevas.
-Es de esa variedad que van a salir muchas y más desarrolladas voces en la poética aymara-alteña.
Más sobre Erwin Fher Masi Pérez
El poeta alteño y performancista recuerda que comenzó escribiendo mientras se encontraba acuartelado, cumpliendo con su deber militar. Agrega que escribir en ese lugar es de lo más natural y esperable.
Luego de haber publicado su primer poemario en 2016 se tomó un tiempo para leer y pensar en lo que sería su segundo trabajo literario, ya que confiesa que en el primer título, ahora que ha pasado el tiempo, considera que lo hubiera abordado de otra y mejor manera.
De igual manera Fher es un amante de la lectura, siente muchos deseos de seguir haciendo cosas y el haber obtenido diversos reconocimientos (1er lugar en el concurso “Emma Villazón” 2022, Editorial Yerba Mala Cartonera; 2do lugar en el “Pluma de Plata” 2016; y una mención en 2015), no sólo le sirvieron de estímulo, sino también le ha permitido darse a conocer en su naciente carrera literaria.
En cuanto a los proyectos que se vienen a futuro, nuestro entrevistado es enfático al expresar que pretende aumentar la lista de poemas de su perfomance Literatura en el minibús, para seguir sorprendiendo a los pasajeros con los diversos versos o aforismos que va coleccionando o rescatando a medida que los va escuchando o leyendo. Además, desea incursionar en la narrativa a través de una crónica inspirada por su paso en la vida armada.
Él está consciente de las posibilidades que nos permite nuestra era, como la de poder darse a conocer en redes sociales o internet y no tener que estar dependiendo de casas editoriales que prometen obras de tapas duras, hoja de color hueso y otros detalles que no son garantía de ventas o alcance entre los posibles lectores.
En cuanto a lo anterior cita la digital obra “La Rata con Thinner” que se abrió camino en el ciber espacio y que en la actualidad es un título que muchos lectores en Latinoamérica reconocen y que evitó ese tedioso y frustrante camino editorial en la que muchos aspirantes a escritor quedan atrapados a la espera de ver su primer obra publicada.
Con la experiencia de recitar poesía, realizar perfomance, obtener premios, estar presente en la Feria Internacional del Libro de La Paz, conceder entrevistas, etc., estamos seguro que algún día cuando El Alto empiece a ser conocido por diversos escritores, entre ellos surgirá el nombre de nuestro entrevistado, que poco a poco se está abriendo camino en el mundo de las letras.
Si deseas conocer más a Erwin Fher, puedes hacerlo siguiéndolo en Instagram, Facebook o también puedes mirar este artículo digital. Agradecemos a nuestro amigo Jesús Lazcano por permitirnos conocer a este talento literario, oriundo de El Alto, Bolivia.
Jueves, 12 de Octubre de 2023/Entrevista #114
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