
El planeta posee diversos continentes y por esa razón hemos decidido realizar una breve antología poética por cada rincón del mundo.
La palabra continente deriva del latín “terra continēns” y significa «tierra conectada» o «tierra que se mantiene unida». Y para muchos expertos sólo son considerados como un continente: América, Asia, África, Oceanía (Australia) y Europa. Por esa razón el símbolo de los Juegos Olímpicos posee cinco anillos.
Por otro lado, La Antártida aún genera debate entre los expertos por considerarlo como un continente. Pese a su enorme extensión, para algunos expertos no es considerado un continente al no estar poblado y por su inestabilidad geográfica.
Un caso curioso es que para ciertos expertos “Eurasia” es considerado como un continente, aunque esto se da más para el lado ruso y también porque ambos continentes poseen un acercamiento político, cultural, social, económico y/o militar milenario, sin olvidar su conexión geográfica.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los continentes son considerados también como regiones y estos a su vez poseen “sub regiones”. Un ejemplo sería América que está divida en: América del Sur, América Central, América del Norte e islas Caribeñas.
Por último, algunos ciéntificos consideran a “Zealandia” (Nueva Zelanda) como el “octavo continente”, región que se separó de Eurasia y la Antártida, y que está sumergida bajo el agua en casi toda su totalidad.
Diez poemas desde distintos rincones del mundo
Dejando atrás aquella interesante e importante explicación de los continentes, ahora presentaremos poemas desde diversos rincones del mundo.
Para esta breve y simple antología poética no hemos considerado ningún parámetro del porque fueron escogidas, simplemente presentaremos algunos poemas y ya.
1. Nicanor Parra. América del Sur. Chile.
“Cronos”
En Santiago de Chile
Los
días
son
interminablemente
largos:
Varias eternidades en un día.
Nos desplazamos a lomo de luma
Como los vendedores de cochayuyo:
Se bosteza. Se vuelve a bostezar.
Sin embargo las semanas son cortas
Los meses pasan a toda carrera
Ylosañosparecequevolaran.
2.Rabindranath Tagore. Asia del Sur. India.
“El jardinero”
¿Quién eres tú, lector, que dentro de cien años leerás mis versos?
No puedo enviarte ni una flor de esta guirnalda de primavera, ni un solo rayo de oro de esa nube remota.
Abre tus puertas y mira a lo lejos.
En tu florido jardín recoge los perfumados recuerdos de las flores, hoy marchitas, de hace cien años.
Y te deseo que sientas, en la alegría de tu corazón, la viva alegría que floreció una mañana de primavera, cuya voz feliz canta a través de cien años.
3. Chioniso Tsikisayi. África del Sur. Zimbabwe.
“Fotosíntesis Negra”
La deforestación no es solo la tala de árboles.
Es la reducción de la autoestima de las mujeres negras.
Es cuando nos convierten en bonitos muebles para sentarse.
Hacen cartillas con nuestros cuerpos.
Y luego usan nuestras espinas rotas para anillarlas
Es cuando nos sacan de la tierra
Donde estábamos tan amorosamente plantadas
Por las raíces de nuestro cabello natural
Y condicionan no sólo nuestras mentes
También nuestros rizos en el creer
Que no deberíamos estar aquí.
Mira, me gustaría pensar en Mujeres Negras
Como árboles
Me gustaría pensar en nosotras como hojas marrón
En vez de verde
Quiero decir ¿no somos clorofila y melanina
Creadas para hacer lo mismo?
¿Absorber la luz?
Por lo tanto debemos ser seres fotosintéticas.
Porque toda nuestra existencia
Es el proceso de fotosíntesis.
Nos hemos enseñado a nosotras mismos cómo
Combinar el dióxido de carbono del racismo, el sexismo, la vergüenza de las perras y el nombre de putas,
Combinado con el H2O de nuestras lágrimas y así crear glucosa y oxígeno.
No, tú creaste más que glucosa y oxígeno.
Tú creaste azúcar moreno,
Dulce, decadente, delicioso
Como el chocolate negro.
Eres la esencia de la excelencia.
4. Wislawa Symborska. Europa Occidental. Polonia.
“Despedida de un paisaje”
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.
5. Alí Cobby Eckermann. Oceanía. Australia.
“Australantis”
entre lo que ha sido y lo que será
hay un océano entero colmado de arena
donde los pescados crecen alas para llegar el cielo
y los pájaros acuáticos regresan a la tierra
un lienzo rígido desprovisto de vistas
ninguna duna ningún árbol
solo una concha suspendida más allá del horizonte
derramando el ruido de lo entremetido
6. Pablo Neruda. La Antártida.
“Artántica”
Antártica, corona austral, racimo
de lámparas heladas, cineraria
de hielo desprendida
de la piel terrenal, iglesia rota
por la pureza, nave desbocada
sobre la catedral de la blancura,
inmoladero de quebrados vidrios,
huracán estrellado en las paredes
de la nieve nocturna,
dame tu doble pecho removido
por la invasora soledad, el cauce
del viento aterrador enmascarado
por todas las corolas del armiño,
con todas las bocinas del naufragio
y el hundimiento blanco de los mundos,
o tu pecho de paz que limpia el frío
como un puro rectángulo de cuarzo,
y lo no respirado, el infinito
material transparente, el aire abierto,
la soledad sin tierra y sin pobreza.
Reino del mediodía más severo,
arpa de hielo susurrada, inmóvil,
cerca de las estrellas enemigas.
Todos los mares son tu mar redondo.
Todas las resistencias del Océano
concentraron en ti su transparencia,
y la sal te pobló con sus castillos,
el hielo hizo ciudades elevadas
sobre una aguja de cristal, el viento
recorrió tu salado paroxismo
como un tigre quemado por la nieve.
Tus cúpulas parieron el peligro
desde la nave de los ventisqueros,
y en tu dorsal desierto está la vida
como una viña bajo el mar, ardiendo
sin consumirse, reservando el fuego
para la primavera de la nieve.
7. Anna Ajmátova. Eurasia. Rusia.
“El poeta”
Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada
Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada.
Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos
Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos.
Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver
Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.
Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno
Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.
8. Allen Curnow. Zealandia. Nueva Zelanda.
“Tiempo”
Yo soy el aire del noroeste rugiendo entre los árboles
Soy la avanzada de las aguas y el óxido de los rieles del ferrocarril
Soy el millaje grabado en los letreros amarillos de las carreteras
Yo soy el polvo, la distancia, las algas a la orilla de la playa,
Soy la suma de las cantidades que los maestros enseñan,
Soy las vacas llamadas a la ordeña y la algarabía de las urracas.
Yo soy las nueve de la mañana en el reloj de la limpia oficina
Soy el golpe del rodillo y el olor de la máquina que escribe
Soy la banca del jardín donde los enamorados se encuentran
Yo soy la persistente canción que los niños escuchan
Soy un sonido llano en el recuerdo del oído
Soy el aserradero y sus demoledores engranajes
Yo, el tiempo, soy todo eso que todavía existe
entre mis tejidos inmensos como nieblas
que logran resistir la finitud del mundo.
Yo, el tiempo que amonesta, desgasta, y que confiere
al deseo de la memoria la imagen de lo que fue:
Yo, mas que su prudente portador,
soy una isla, un océano, un padre, un agricultor, un amigo:
porque estoy aquí todas las cosas me asisten.
Yo soy, tú lo has escuchado, el Principio y el Fin
9.Phillis Wheatley. América del Norte. Estados Unidos.
“Sobre ser traídos de África a América”
Fue la misericordia la que me trajo desde mi tierra pagana,
le enseñé a mi alma ignorante a entender
que hay un Dios, que hay un salvador también:
no lo conocía ni lo buscaba, me redimió.
Algunos vieron nuestra raza azabache con ojos de desprecio,
“Su color tiene un tinte diabólico”.
Recuerden, Cristianos, Negros, negro como Caín,
puleté y únete al tren angelical.
10. Último poema de Hiba Kamal Abu Nada. Asia, Oriente Próximo. Palestina.
La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo;
aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;
negra, excepto por la luz de los mártires.
Buenas noches.
Miércoles, 27 de Marzo 2025
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