Es imposible escribir un texto completo de todos los grandes personajes de la ciudad de Quilpué, ya sean oriundos o forasteros, en esta entrada, pero al menos deseamos destacar algunos en el siguiente listado.
Joaquín Edwards Bello, escritor.
Según dicen, vivió parte de su infancia y adolescencia en Quilpué, el oriundo de Valparaíso, quien naciera el 10 de mayo de 1887 y falleciera, en Santiago, el 19 de febrero de 1968, a los 80 años.
Obtuvo premios literarios importantes, entre ellos, el Nacional de Literatura en 1943, debido a su estilo de crítica social sobre las costumbres de las familias aristocráticas de la época, plasmado en diversas obras.
Trabajó como periodista para El Mercurio y La Nación, en donde desarrolló las habilidades literarias para convertirse en un gran cronista de su generación.
A raíz de una hemiplejía, el cual lo postró a una cama, los últimos años de su vida no fueron los mejores hasta que decidió suicidarse al dispararse con el revólver Cold Smith and Wesson, que su padre le regalo antes del fatal día.
Daniel de la Vega, escritor quilpueíno.
Nació el 30 de junio de 1892 en Quilpué y se dedicó a cultivar lo que más lo apasionaba: las letras. Es por esa razón que se convirtió en un cronista, poeta, dramaturgo, novelista, cuentista y periodista destacado.
De acuerdo a diversas fuentes, se destacó más en el campo del Periodismo y de la Literatura, colaborando para El Mercurio y Las Últimas Noticias, cuando iniciaba su carrera.
Su apuesta por retratar los cotidiano lo condujo a redactar “Luz de candilejas” (1930) y “Fechas apuntadas“, crónicas que lo destacaron como un gran escritor periodístico.
A raíz de un extenso catálogo de libros de ficción y periodísticos, ostentar distintos premios y ser parte de la diplomacia chilena, obtuvo los Premios Nacionales de Literatura en 1953 y de Periodismo en 1962.
Daniel de la Vega murió en Santiago, el 29 de julio de 1971.
Roberto Bolaño, poeta y escritor.
Una de las plumas más reconocidas en el último tiempo en Chile, vivió en Quilpué, durante los años 1960 y 1964, en la calle San Enrique N° 1890, esquina Independencia en El Retiro.
Nació 1953 en Santiago, viviendo a lo largo de su niñez y adolescencia en distintas ciudades, en donde forjó una pasión por la literatura que lo llevó a los 15 años a decidir que sería lo que haría en la vida: ser escritor.
Viajó, junto a su familia, en 1967 a México, en donde fundó el grupo “Los Infrarrealistas” y al regresar a Chile en 1973, meses previos al golpe, decidió abandonar el país luego de ser prisionero por ocho días por los militares.
Por consecuencia, decide regresar a tierras mexicanas para concretar el deseo de ser escritor, pese a que comenzó escribiendo más versos que narrativa.
Llega a España en 1978 con el fin de proclamarse con un gran hombre de letras, participando en distintos concursos literarios sin poseer grandes resultados hasta que publica “Los Detectives Salvajes“, en 1998.
Recibió dos premios importantes, El Heralde y el Rómulo Gallegos, con los que consiguió consagrarse como el literato chileno del momento, algo que provocó su regreso al país, después de 25 años a raíz de la dictadura.
Padeció una muerte repentina el 15 de julio de 2003 que detuvo la ascendente carrera del literato, quien dejo dos obras inconclusas, pero un catálogo que hasta el día de hoy es material de estudio de profesores y de quienes se cautivan con su estilo tan visceral, realista y observador.
María Esther Aldunate del Campo, más conocida como Rosita Serrano.
La artista nació el 10 de junio de 1912, en Quilpué, quien jamás se imaginaría que sería una de las voces preferidas del Tercer Reich, Adolf Hitler, en la Alemania Nazi, del siglo pasado.
La mujer, se dice, era de un metro ochenta, de ojos verdes, cabellera castaña arreglada y una voz tan armónica, que cautivó a los grandes jerarcas nazis, bajo el seudónimo de Rosita Serrano.
Sin embargo, los alemanas la bautizaron como “Der chilenische Nachtigall”, “El Ruiseñor chileno”, debido al particular silbido que empleaba en algunas partes de las canciones.
Rosita a acompañó a su madre, la soprano Sofía del Campo a un tour en Europa para deleitar a los espectadores con su espectáculo, quien proviene de una familia artística, en especial, del canto.
De esa forma, la quilpueína con guitarra en mano y su voz, se presentó en la disquera “Telefufken” a probar suerte, dado a las habilidades de la mujer, quien era políglota, cantó en alemán cautivando a los oyentes.
“Roter Mohn”, “Schön die Musik” o “Küß mich, bitte, bitte, küß mich”, entre otros temas, permitió que la nacional se diera a conocer en toda la alta esfera alemana, llegando incluso a los oídos de Adolf Hitler, quien se deleitaba con la propuesta musical de Rosita, como otros importantes oficiales de su mando.
En el mejor momento de la artista, donde tenía fama, dinero y una carrera ascendente, en plena segunda guerra mundial, los Aliados acusaron a Rosita de ser espía y fue el 5 de noviembre de 1943, cuando oficialmente se despachó una orden de arresto.
Pero el rey de Suecia, Gustavo, amigo de la cantante, la recibió en su país y permitió que la artista no cayera en poder de los nazis, sin embargo, Serrano no logró retirar su dinero de Alemania.
Después, la vida al igual que una gran película, la relacionó con el hijo del Rey del Algodón en Egipto, Jean Aghion, con quien se casó y se fue a vivir a Alejandría, gozando de privilegios e incluso una amistad con el Rey egipcio, Faruq I, pero el golpe militar en 1952, derrumbó su cuento de hadas.
Pese de grabar más de 160 temas, estar en diversas películas, ser miembro de la elite de distintos países, cuando su carrera llegó a su fin en el cierre de la década de los 80, decidió regresar a Chile en 1991.
Jamás recibió el reconocimiento en nuestro país que merecí y murió en extrema pobreza, cuentan algunos, el 6 de abril de 1997, en Santiago.
Mauricio Viñambres Adasme, Alcalde de la Ciudad del Sol.
Desde el primer alcalde quilpueíno, Silvestre de la Paz Prado, 1893-1894, más de cincuenta personas han asumido este cargo, pero ninguno ha ejercido tanto tiempo como Mauricio Viñambres.
El actual edil, relevó a la ex alcaldesa Amelia Herrera Silva (RN) en 2004, desde entonces la administración de la ciudad del Sol ha experimentado grandes cambios en pos del progreso.
Con destacada experiencia como agente cultural, consejero municipal, asesor de Extensión de la casa de Estudios de la UPLA y de basta trayectoria política, entre otros cargos importantes, asumió la responsabilidad de llevar a Quilpué y El Belloto a otro nivel.
Han pasado ya casi 14 años y su nombre es uno de lo más importantes de la historia de la ciudad, dado que ha sido precursor de la creación de la provincia de Marga-Marga, artífice de grandes obras viales, aumentó en un gran porcentaje la pavimentación de históricos lugares que aún se mantenía cubiertos por tierra y ha sido un importante gestor cultural en la zona.
Teresa Bórquez Oberreuter, 1900-1941.
No se sabe mucho a ciencia cierta, de la obra literaria de la poetisa Teresa Bórquez Oberreuter, y muchos medios digitales, entre ellos las municipalidades, usan a Wikipedia como fuente.
Establecen que el apodo de “Ciudad del Sol”, fue un término que ella acuñó en sus versos, para referirse sobre Quilpué.
Sin embargo, la vate es oriunda de Puerto Montt y llegó a nuestra ciudad en 1932, en donde quedo maravillada por el clima y los versos que perpetuó, reflejan aquello.
Congreso, la banda.
El grupo musical fundado en la ciudad de Quilpué, en 1969, liderado por Sergio “Tito”González, se carecterizó por su estilo fusión latinoamericano que evolucionó a un rock progresivo.
Los hermanos González, Patricio, Fernando y Sergio, junto al bajista Fernando Hurtado, en 1964 crearon la base de lo que sería esta banda quilpueína, al fundar “Los Stereos”, que se dedicó hacer covers anglosajones.
Ya, a fines de los 60 y más maduros, empezaron a experimentar con instrumentos autóctonos de origen étnico y en ese momento se unió el otrora bajista y vocalista, Francisco Sazo, quien se unió al grupo y terminó siendo el último integrante para formar a la banda original de Congreso.
Bajo la influencia de los legendarios “Beatles”, “Los Jaivas” de Viña del Mar y “Los Blops” de Santiago, por medio del uso de flautas dulces, aerófonos andinos y charangos, impusieron un estilo reconocido en todo el país.
“Los Elementos“, “El Trapecista“, “El Cielito de mi Pieza” o “El Descarril“, son algunos de los grandes temas que Congreso ha legado en la rica historia del folclor nacional.
La poeta, Ermelinda Díaz.
La poeta Ermelinda Díaz, quien si bien nació en Antofagasta el 14 de agosto de 1913, es una artista identificada con la ciudad del Sol.
Publicó 14 obras que da cuenta de su visión poética, literaria, filosófica, metafísica, social y humana de la vida.
De la misma generación que Violeta Parra y Gabriela Mistral, pero a diferencia de ellas, su obra comenzó a publicarse bien tarde, a penas recién 1988, gracias al editor Efraín Szmulewicz.
Bajo su casa editorial “Rumbo”, la vate, pudo plasmar su admiración ante los grandes escritores, entre ellos Pablo de Rokha, García Lorca y Pablo Neruda, entre otros.
Fallece en Quilpué, en 2009. A raíz de su importancia artística, la Municipalidad quilpueína, en su honor, ha elaborado un concurso el cual lleva su nombre.
3 de marzo de 2019
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